El magíster en Educación Física Néstor Colazo lleva años investigando la estrecha relación entre lesiones laborales y malas posturas, descansos inadecuados, movimientos repetitivos y descuido ante la fatiga laboral.
Ahora que probamos -y parece que funciona- el teletrabajo daría la impresión de que el porcentaje de personas que trabajará en casa será mucho mayor. Pero nuestra casa no suele estar preparada para una jornada de trabajo intensiva y larga por lo que resulta vital organizar el espacio de trabajo para evitar lesiones.
“En este tiempo, los inconvenientes ergonómicos se han acentuado y repercuten en el cuerpo, con mayor cantidad de dolores musculares y molestias que, si no le prestamos atención, con el tiempo pueden desembocar en eventuales lesiones”, señala Colazo, quien es docente de la Tecnicatura Universitaria de Actualidad Física de la Universidad Provincial de Córdoba y del profesorado de Educación Física del Instituto Alberdi, de Deán Funes, además de delegado en Argentina de la Federación Internacional de Educación Física (Fiep).
Pide prestar atención a síntomas como molestias por el esfuerzo visual, dolores musculoesqueléticos, fatiga localizada y falta de confort, porque suelen ser manifestaciones previas a la aparición de una eventual enfermedad.
Otra recomendación es colocar el mobiliario de la casa cerca de una fuente de luz natural como una ventana. Si no se puede, que sea luz artificial suficiente y por debajo de la altura de los ojos.
Aunque parece una recomendación obvia, resulta clave recordar que también en casa se debería ajustar la altura del asiento de trabajo. “La mejor forma de estar sentado es apoyar la espalda lumbar contra el respaldar; no tiene que estar separada, porque así trabaja la columna y se evita la presión sobre los discos intervertebrales. Y la pierna, de la altura de la cadera a la rodilla tiene que estar paralela al piso porque si está demasiado alta la rodilla no hay buena circulación sanguínea”, marca.
El riesgo de enfermar
Para evitar que un síntoma se transforme en una enfermedad laboral como pueden ser el síndrome del túnel carpiano, la epicondilitis, las lumbalgias, la tendinitis, o el dedo en gatillo, el docente recomienda estar atentos, aunque estemos en casa, a la primera molestia en las cervicales para hacer una pausa, especialmente si a eso se le sumó el cansancio visual.
“El descanso activo no es un tiempo improductivo ni es tiempo perdido: es esencial para la recuperación de la capacidad de trabajo”, concluye el profesional.
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