Nadie está exento, frente a esta pandemia inédita en la historia de la humanidad, de sentir miedo, angustia, inquietud, malestar y toda una gama de emociones que no siempre se pueden resolver con herramientas propias.
En muchos casos, resulta necesario -casi imperativo- consultar con un especialista de la psicología o de la psiquiatría para calmar esas ansiedades y recuperar algo de calma.
Y eso es lo que viene haciendo el equipo de salud mental de la Municipalidad de Jesús María a través de consultas por videollamadas y algunas poquitas presenciales en los consultorios del municipio.
El médico psiquiatra Federico Torriglia, jefe del equipo de salud mental, habló de los retos que enfrentaron para poder prestar el servicio: “Han nacido diferentes modos de relación entre el profesional y la población y se generó la posibilidad de generar lazos más profundos que nos permitieron llegar a lo que todo el mundo siente: preocupación, temor, ansiedad. No sólo por lo que significa infectológicamente la pandemia sino por sus implicancias a nivel familiar, social y hasta en lo más íntimo en lo personal”.

“Trabajamos mucho sobre la ansiedad de la gente, sobre su estado de ánimo, sobre sus preocupaciones y miedos, hasta de los mismos niños y adolescentes porque todo esto desequilibró a cualquier grupo etáreo, especialmente a las familias que tuvieron que pasar a hacer todo dentro del hogar”, añadió Torriglia.
Los dos extremos de la cadena
¿Cómo la llevan, después de tantos días de confinamiento, los adultos mayores? Y en el otro extremos ¿Cómo la llevan los niños más pequeños y que todavía no tienen herramientas para comprender la totalidad de lo que pasa?El médico psiquiatra aportó: “El adulto mayor tiene mayor paciencia que un adolescente o que un adulto de 40 años, pero ellos se vienen conectando más con que no hay después, se conectan más con la tristeza. Dicen ‘no sé si voy a volver a ver a mis nietos, a mis hijos. Soy grande, qué pasará si me llego a infectar. Se conectan un poco más con la tristeza antes que con la ansiedad. Con ellos tenemos que trabajar en que hay esperanza y de amigarlos con la tecnología. De repente te sorprende ver a un adulto mayor comunicándose con una videollamada por whatsapp, cosa que hace años no necesitaba. La tecnología nos ha permitido mantenernos en contacto, pese a la dificultad”.

¿Dejará algo bueno la pandemia? Torriglia lo resumió así: “Nos invita a cambiar la mirada, a cuidarnos más, a comunicarnos más afectivamente. En el mundo anterior, la gente andaba como loca detrás de algo sin frenar, sin mirar, sin conectarse, pendiente de números y hoy estamos pendientes de nuestros afectos”.
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