Yo no quiero que me aplaudas y al igual que vos, tampoco que me agredas.
Hoy fue un día intenso. ¿Sabías que compartimos el mismo miedo y la misma esperanza? ¿Sabías que también me preocupa mi salud y la de mi familia? ¿Sabías que yo elijo exponerme cada vez que intento cuidarte y atenderte? ¿Sabías que no soy un héroe, ni pretendo serlo? ¿Sabías que sé, que muchos de nosotros nos vamos a infectar en esta pandemia? ¿Sabías que alguno de nosotros a pesar de tener los conocidos factores de riesgo, nos exponemos de manera voluntaria? Si no lo sabías, te lo cuento y te pido que confíes en que pongo lo mejor de mí en ése “¿qué te anda pasando?, no tengas miedo, quédate tranquilo”; al igual que en cada procedimiento y en cada intención cuando te miro.
Siento que salimos y volvemos a casa en un contexto de guerra. Intento distraerme leyendo para que me gane el sueño y me encuentro con un texto relacionado con la moral en tiempos de guerra y pienso en la dimensión de esa experiencia plural y brutal que nos interroga sobre como vivenciamos la moralidad de nuestras vidas en un contexto de amenaza vital y cuáles son nuestras prácticas como el sentido de las mismas, hasta que me vence el sueño pensando… ¿Qué es lo que nos une y nos hace más fuertes? ¿Qué es lo que nos disgrega y nos debilita? Para despertar con algunas respuestas.

Estoy vivo, agradezco, y vuelvo a salir de casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario