Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Con más de mil libros exhibidos, food trucks, exposiciones y charlas con escritores, Colonia Caroya apostó una vez más para crear en la agenda un evento literario de estas características.
La iniciativa nació de Antonio Mateo Allende, escritor y padre de la marca Junot, quien se alió con Juan Carlos Tay, dueño de Bodega La Caroyense. “Nos cruzamos dos locos y encima soñadores. Cuando se junta esa fórmula es bastante peligrosa pero es la fórmula que une sueños, conocemos gente, se van sumando voluntades”, manifestó Allende.
Nuevas propuestas
El propietario de la institución, sintetizó la experiencia que llevan adelante, abriendo las puertas del establecimiento para recibir diversas propuestas culturales. Además de la feria, desde hace dos años aproximadamente se creó el Centro Cultural La Caroyense de la mano de Carla Peresini, gestora de la galería Ankara.
“Me gusta la cultura y la voy a apoyar. Ella generalmente es la que organiza todos los eventos. Ahora el 12 expone Ernesto Berra que es un lujo para Córdoba, estamos trayendo artistas de primer nivel pero no solo en pintura sino también en fotografía, libros, etc. Estoy confiado en que La Caroyense pueda avanzar porque me hace falta a mi como persona y le hace falta a la comunidad”, expresó.
Arte en las paredes
Remarcó la importancia de espacios como éste que busca revalorizar las diferentes expresiones artísticas: “Por ahí está costando bastante por distintos factores, pero lo importante es que siempre hay gente tratando de hacer cosas. Entender que el arte es una gran herramienta que nos puede servir para transformar un montón de realidades”.
Seguir creando
A propósito de la feria del libro, presentó su último material El amor inmortal luego de tres años de investigación y escritura. La historia de amor comienza en el Cerro Colchiquí y rescata la valentía de los comechingones de Ongamira ante la conquista española. Mezclando hechos reales y ficción, el autor se animó y dijo: “Propongo que, el 15 de enero de 1553, debiera ser tomada la fecha como el primer Cordobazo porque es la primera referencia que se tiene de un acto de la rebeldía que caracteriza históricamente al pueblo cordobés”.
A la hora de analizar la trascendencia de propuestas como este festival, confesó: “Se trata de intentar que la gente venga a nuestra frecuencia, la de los autores, de los sentimientos, con las cosas importantes que se van dejando de lado en este presente de urgencias que tenemos, donde todos corremos apurados para solucionar cosas y postergando el bienestar”.
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