La Fogata de los santos Pedro y Pablo, rebautizada en Caroya como Pignarûl, tendrá lugar el sábado 29 de junio desde las 20 en el Parque Bernardo Hugges (frente al Cementerio Municipal), con entrada libre y gratuita.
También, se podrá degustar chocolate caliente, vin brulét, “Tía María” casero, pochoclos, galletas de novia, y batatas al rescoldo. Para quienes gusten de algo más que una degustación, además, habrá distintas opciones de bufet.
La organización corre por cuenta de Ducj Insieme (en furlán, Todos juntos) y auspicia la Municipalidad de Caroya.
Año tras año, el tamaño de la fogata fue creciendo hasta convertirla en la más grande de todo Córdoba, aunque siempre organizada en un ambiente de seguridad controlada y supervisada por los Bomberos Voluntarios de Jesús María y por la Policía de la Departamental Colón.
Génesis de la fogata
Un año antes de que Colonia Caroya celebre su 125 aniversario, un grupo de jóvenes presentó en sociedad lo que se denominaría entonces Proyecto 125.Consistía en un rescate de las tradiciones e historias que la comunidad había olvidado o, simplemente, dejado de celebrar. El proyecto incluía la creación de un archivo sonoro, fílmico, y hasta fotográfico de cada rescate.
Los testimonios fluyeron entre quienes recordaban las citas de cada 29 de junio, y se plantó como un nuevo mojón para celebrar el encuentro entre los caroyenses de ahora.
De cada evento de esos que gestó Proyecto 125 salió algo que sirvió para reuniones posteriores, por ejemplo, las carreras con los tractores U25 o los campeonatos de Mora.
En muchos casos, la posta que dejó Proyecto 125 fue alzada por el grupo Ducj Insieme y convertida en eventos fijos a lo largo del año.
La historia del “Pignarûl”
El Pignarûl se aprovechaba para pedirles a los dioses que no abandonen a la humanidad durante el crudo invierno y que permitan que ésta resurja al llegar la primavera.
La llama quedó como símbolo de esperanza y oportunidad para quemar lo viejo (el pecado, por ejemplo), y también como presagio de lo que puede traer el año. La dirección de las chispas se comenzó a interpretar como vaticinio para el futuro.
Un proverbio friulano refuerza esta idea: “Si el humo va al Oeste, tome el bolso y vaya por el mundo; si el humo va al Este, tome el bolso y vaya al mercado” (En furlán: Se il fum al va a soreli a mont, cjape il sac e va pal mont; se il fum invezit al va de bande di soreli jevât, cjape il sac e va al marcjât).
También había interpretación para los restantes puntos cardinales. Si iba al Norte, significaba que iba a haber poca producción, pero si el humo se dirigía al Sur, ordenaba ir a comprar harina y pan.
Así, los friulanos anticipaban si el año era negativo y tenían que emigrar; o si tendrían un buen año para trabajar e invertir.
Con la llegada de los inmigrantes a Caroya, la fogata comenzó a encenderse cada 29 de junio, Día de San Pedro y San Pablo, primer Papa y apóstol de los Gentiles, respectivamente.
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