Aunque cuesta sostener a los actores dentro del competitivo mercado vitivinícola, la distinción para la producción de algún vino en un concurso de orden nacional o internacional siempre es un incentivo para seguir adelante.
Y en octubre se dio una racha de premios que abarcó las más diversas producciones de la zona, desde aquellos que producen seis o doce mil litros por año hasta quienes vienen haciendo grandes inversiones para mantener viva una tradición ya centenaria en la comunidad.
Por las bodegas

El Vino especial Lagrimilla, ato para la Santa Misa obtuvo una medalla de oro. Y obtuvieron tres medallas de plata los champán de la línea Caroyense Piú en sus variedades Nature (sauvignon-chardonnay cos. 2016), Extra Brut (Pinot Noir, cos. 2017), y Brut (Marselán cos. 2017). Estos dos últimos son variedades tintas de champagne y el marselan es novedad absoluta de mercado.
Santiago Lauret, enólogo de la bodega, explicó: “Marselán es una variedad relativamente nueva, se puso en venta en 1989 y se desarrolló en Francia. Viene de un entrecruzamiento entre cabernet sauvignon y una variedad que se llama Grenache. Entre Ríos la pretende como su variedad emblemática y nosotros la trajimos desde ahí. Es la primera vez que lo presentamos e hicimos una edición limitada de 1500 botellas”.
Terra Camiare, por su parte, concursó en Vino Sub30, el concurso joven de vinos, donde el Navira malbec, cos. 2016, obtuvo 94 puntos y una medalla de oro (muy cerca de lograr un doble oro) y el Socavones Reserva, cos. 2016 (70% cabernet sauvignon y 30% cabernet franc) que obtuvo idéntico puntaje.
Gabriel Campana, enólogo de Terra Camiare, habló sobre esos productos: “Trabajamos con vinos elaborados con uvas de toda Córdoba (Caroya, Quilino y Calamuchita). Por eso, comunicamos una bodega integral. Nuestro malbec hacia el futuro tenderá a ser un vino cada vez más sincero y que exprese el terruño de donde proviene”.
Un alta gama cordobés

Daniela Mansilla, parte de la apuesta, señaló: “Estamos felices porque son los concursos en los que nos interesaba participar. Nos decían los organizadores que en las catas el paladar de nuestro vino les llamó la atención, pero la sorpresa les vino cuando supieron que se trataba de vinos de Córdoba”.
“Es un proyecto al que le ponemos todas las ganas, más allá de que decidimos no hacerlo durante un par de cosechas. En ese concurso ya llevamos tres medallas de oro. La primera vez nos presentamos con el blend 2012; la segunda, con el 2013; y ésta, con el blend 2017. Todos fueron cortes parecidos, pero al mismo tiempo distintos”, añadió la agrónoma.
Y los artesanales también

Y en el mismo concurso, pero en la categoría vino artesanal (hasta 12 mil litros por año), Gerardo Panontini de bodegas Di Candi obtuvo otra medalla de plata por un merlot, cos. 2018.
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