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Cómo llegar con energía a fin de año

Por: Adriana Felici (Periodista - directora sección En Familia)

Estamos en los últimos tramos de un año bastante complicado. A los problemas o complicaciones habituales, en este 2018 se sumaron cambios profundos en materia económica y política que en muchos casos tuvieron –y tienen- repercusiones desfavorables a nivel personal.
Obviamente todo esto incrementa el estrés, y a veces –si es que se tiene la suerte de poder pensar en tomarse un receso- pareciera que las vacaciones tan soñadas están a años luz de distancia. ¿Fin de año? ¡Cuánto falta todavía! ¿Cómo hacer para llegar a alzar nuestras copas por un año mejor… sin antes morir en el intento? La Lic. y Prof. Jimena Guma, Esp. en Psicología Clínica (M.P. 7791), nos aporta algunas sugerencias para lograrlo:
- Es cierto. Ya pasaron 9 meses, en los que se fueron acumulando cansancio y estrés. Llegar a esta altura del año implica transitar un último tramo de presiones donde debemos esforzarnos aún más para obtener buenos resultados.
¿En qué áreas?
_ Prácticamente en todas. A nivel escolar, ya sea con nuestros estudios o los de nuestros hijos; a nivel laboral –o sea, cumplir con los objetivos propuestos a principio de año-; y a nivel personal porque quizá deseemos cumplir con anhelos y propósitos que nos propusimos. A esto, seguramente, se le sumarán más cosas de acuerdo a los objetivos que cada uno se haya planteado a principio de año.
Suena a mucho… 
- Sí, y por eso antes que nada, debemos tranquilizarnos y tomarnos momentos de descanso y relajación cada día. Es muy importante que aprendamos a agasajarnos con algo que nos guste y nos brinde placer…
Es que a veces da la sensación de que con tanto estrés, uno no encuentra nada que lo motive para parar un poco… 
- Hay que aprender a permitírselo. ¡Hay tantas cosas lindas para gratificarse! Puede ser engancharse con una serie y todos los días ver un capítulo, ponerse como meta leer algunas hojas de un libro que nos agrade, salir a dar un paseo caminando, tomar un café o un helado con amigos o incluso solos, visitar a una persona especial para nuestro corazón, practicar alguna actividad física si aún no lo estamos haciendo, y por supuesto meditar.
¿Sería algo así como cultivar un sano ocio?
- Claro, porque se trata principalmente de no trabajar; de no dedicar ese tiempo a las obligaciones, ni tampoco a ponernos al día con las tareas de la casa. Es un momento sólo para nosotros y nuestro placer.
Pero cuando uno está muy estresado, justamente tiene dificultades para parar, porque inevitablemente piensa en todo lo que le falta hacer…
- Por eso hablo de aprender. Hay que entender que porque hagamos algo que nos guste durante una o dos horas al día, nada se acaba. Todo lo contrario: tomándose un respiro después se puede aprovechar mejor el tiempo. En cambio, si no nos detenemos por un rato, estaremos tan abrumados que perderemos eficiencia.
¿Ese es el secreto?
- El secreto está en disfrutar cada momento haciendo lo que debemos hacer: si estamos trabajando disfrutemos del trabajo, y si estamos descansando, disfrutemos del descanso.
¿Y si aún así no podemos lograrlo?
- Quizá sea el momento entonces de empezar una terapia, viéndolo como un espacio personal y privado para descargar tensiones y emociones. La terapia también sirve para hacer un balance y organizar los objetivos propuestos, para poder cumplirlos sin generarnos demasiado estrés o presiones que terminen enfermándonos físicamente. También evita caer en estados emocionales negativos, como depresiones y angustias, que en definitiva pueden llevarnos al auto-boicot y hacer que los objetivos estén cada vez más lejos de cumplirse.
Establecer prioridades…
- Claro, pero estableciendo muy bien cuál es la prioridad número uno. Si queremos que las energías nos acompañen todo el año, la primera prioridad somos nosotros mismos. Para hacer las cosas bien, primero uno tiene que estar bien consigo mismo.
A veces estamos tan sumergidos en el estrés que pareciera que las cosas se enredaran más y más… 
- Por eso no hay que forzarse a seguir cuando uno está desbordado. Hay que parar, porque cuando estamos mal todo nos sale mal; no podemos terminar lo que empezamos (si es que logramos empezar algo) ni mucho menos disfrutarlo. El bienestar emocional y físico es prioritario y fundamental para que las cosas salgan bien. Después seguirá la atención de los asuntos personales, laborales y familiares, de acuerdo a su necesidad y urgencia.

Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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