Tras los tensos momentos que el municipio de Jesús María vivió con la planta de personal y su reclamo salarial y los recientes cruces con los ediles radicales por el mismo tema, la intendenta Mariana Ispizua podría haber aprovechado el discurso por el 145 aniversario de fundación de la ciudad para “tirar” algunas indirectas o hacer recriminaciones o, directamente, criticar en forma abierta a sus críticos.
Sin embargo, le bajó totalmente el tono a las polémicas y ofreció una versión centrada en los esfuerzos colectivos, en el sentido de pertenencia a la ciudad, y en la necesidad de mostrarse unidos frente a la inocultable crisis.
El acto central no se pudo realizar en la plaza que homenajea al fundador, Pío León, por la lluvia y tuvo que trasladarse al patio central de las escuelas Ocampo y Laprida.
Ispizua introdujo en su discurso una pequeña reseña des-de los jesuitas que convirtieron a la región en un polo productivo, pasando a la construcción del ferrocarril, para llegar a las corrientes inmigratorias que poblaron la ciudad.
Tras preguntarse sobre qué es lo que define a una ciudad como tal, la jefa comunal ensayó: “Estoy convencida que una ciudad es la calidad de la gente que la compone, su capital humano por sobre todas las cosas. Y vaya si tenemos capital humano aquí en Jesús María”.
“Lo que nos une hoy aquí es un mismo sentido de pertenencia. Lo que nos une hoy aquí es el orgullo de ver que nuestra ciudad está creciendo gracias al esfuerzo que hacen todos los días los vecinos. Lo que nos une hoy aquí es las ganas de que el futuro sea próspero para nosotros, nuestra ciudad y nuestros hijos”, continuó diciendo en la definición sobre la ciudad.
“Frente a la crisis que estamos viviendo todos los argentinos, quiero -por un lado- llevarles tranquilidad a los vecinos. Quiero que sepan que, con el esfuerzo de todos y atendiendo siempre a quienes más lo necesitan, estamos preparados para seguir desarrollándonos ordenadamente, respetando y garantizando el funcionamiento normal de los servicios públicos esenciales”.
Sobre el final vendría, recién, alguna referencia a los conflictos recientes y enfrentamientos, pero sin golpes bajos ni acusaciones concretas. “Hoy más que nunca estemos unidos, que cada individuo piense en su vecino, que todos podamos pensar en el conjunto y la comunidad y dejemos de lado las mezquindades o intereses individualidades y los oportunismos políticos-electorales. Porque hoy, más que nunca, nuestro país, pero sobre todo nuestra ciudad necesita que estemos a la altura de las circunstancias para hacer frente a la situación que vivimos todos”, planteó Ispizua antes de enumerar una serie de virtudes colectivas.
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