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Del miedo a la soledad a la dependencia emocional

Por: Adriana Felici (Periodista - directora sección En Familia)

El miedo es una emoción primaria que forma parte de nuestros mecanismos de supervivencia. Miedo a la enfermedad, a las pérdidas, a los cambios, a las críticas, al fracaso, al futuro, a la muerte… Y miedo a la soledad; un miedo que puede afectar y definir asuntos tan esenciales como no poder poner fin a una pareja que no funciona. La Lic. María Sol Altamira (M.P.3151) considera que este temor influye en nuestro registro interno de las relaciones afectivas: Descifrar las emociones vinculadas a este miedo nos lleva a revisar nuestras posibilidades de pleno disfrute y crecimiento personal en las relaciones de pareja o en relaciones afectivas con vínculos significativos para nuestra vida. 

¿Es frecuente no poder cortar relaciones dañadas por miedo a estar solos?
- En situaciones de conflictivas familiares y/o de pareja el miedo a la soledad surge como un indicador de la incertidumbre del camino a seguir en la búsqueda o desarrollo de recursos, herramientas y acciones necesarios para resolver situaciones que afectan psico-emocionalmente a quien, o quienes, vivencian un vínculo conflictivo.

¿Cómo opera ese miedo?
- Afecta y define asuntos esenciales y condiciona la respuesta a cuestiones importantes como: ¿De qué manera resolver una situación que ya no se sostiene desde el amor mutuo y donde el vínculo no está siendo saludable para ambos miembros de la pareja o para uno de ellos? ¿Se tendría que enfrentar y concluir una relación de pareja que no funciona saludablemente? Ante estos interrogantes, muchas veces el miedo paraliza la posibilidad de construir o reconocer internamente la respuesta y la posterior decisión y acción convenientes.

¿Cómo encontrar dentro nuestro el origen de ese miedo?
- Profundizando en el análisis de los mandatos y vivencias internas que moldean y determinan que este miedo tome forma. Por ejemplo el miedo al qué dirán, a fracasar, la angustia de haber fracasado en el deseo y esfuerzo por sostener y cumplir mandatos familiares y/o sociales o expectativas personales. También la dependencia emocional -relacionada con el miedo al abandono- así como condicionantes derivados de situaciones de violencia simbólica, psicológica y /o económica.

¿Pesa la influencia social?
- Los factores de carácter cultural y social ejercen gran influencia. Crean modelos y estereotipos que condicionan la consideración de lo que es o no esperable en cuanto al éxito personal en una relación.

¿Y los mandatos familiares? 
- La intensa influencia de estos modelos y la transmisión familiar sobre nuestras expectativas hace que pueda considerarse un fracaso no haber alcanzado, o “perder” algunos “hitos”, como tener pareja estable, haber formado una familia, mantenerla (sobre todo por el bienestar de los hijos), repetir o no repetir lo vivido con la familia de origen, o tener un determinado estatus de vida. Ante esto pueden surgir emociones de sentirse o percibirse diferentes o inadecuados.

¿Por qué estos mandatos les afectan más a unos que a otros? 
- El peso de la mirada externa (entendida como aceptación y validación de la persona) ejerce una importante influencia, determinando que este miedo sea vivenciado con mayor o menor intensidad en relación al desarrollo de la autoestima de quien transita esta situación, y en relación a sus posibilidades del reconocimiento de sus recursos y herramientas internas para afrontar la resolución del conflicto.

¿Hay dependencia emocional?
- Muchas veces uno de los integrantes de la pareja considera que su vida o persona cobran sentido sólo si están sostenidas por el vínculo. Sienten que “son alguien” en relación a la otra persona, o al rol que desempeñan en la relación.

¿Influyen los mitos?
- Los mitos con los que hemos sido educados en torno a las ideas del amor romántico nos moldearon hacia la metáfora de la “media naranja”; esa otra persona que aparece casi novelescamente y nos salva cual príncipe a la Cenicienta. Esto lleva a vivenciar la situación desde el apego emocional, como si uno se dijera: “me aferro al vínculo aunque no me resulte adecuado para mi crecimiento y mi estabilidad emocional, porque el pensarme (o encontrarme) sin esa otra persona, me dejaría vulnerable para la soledad”.

Eso es lo que impide tomar una decisión… 
- Cuando emergen con mayor intensidad los condicionamientos desde las violencias simbólicas o psicológicas, se afecta la percepción interna en relación a las posibilidades personales. Entonces, el temor al abandono y a cómo resolver esta vivencia refuerza la dependencia y la dificultad para tomar distancia, observar la relación y poder resolver.

¿Cómo salir de esa dependencia emocional? 
- Identificando o registrando este miedo. Es un recorrido de trabajo personal. El análisis y la reflexión que emergen a partir de reconocerlo posibilita revisar los recursos internos para afrontar situaciones vinculadas a la soledad, teniendo en cuenta la historia personal y sobre todo el repertorio de ideas, pensamientos y respuestas en relación al autoconocimiento y autocuidado. Descubrirse en el miedo a la soledad posibilita que la perspectiva de la situación gire hacia el aspecto esencial que este conflicto emocional indica: mirarse a uno mismo y trabajar sobre aspectos vinculados a la recuperación o desarrollo de la autoestima.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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