
El tamaño de los sueños depende, en gran medida, de la libertad con que uno decida caminar esta vida. No habrá imposibles sino se reconocen fronteras porque la meta no siempre es llegar sino, simplemente, ir.
Y dos décadas después de haber creado su academia de danzas clásicas y contemporáneas, Alejandra Vicari sintió que era momento para dar rienda suelta a su propio sueño: montar una compañía de artes escénicas con las que poder diagramar espectáculos y poder girar dentro y fuera de Córdoba.

Tomando como base la buena repercusión que tuvo el año pasado la puesta de Loca ella y loco él, el espectáculo que puso en el mismo escenario al maestro Carlos Nieto con el ballet de Alejandra Vicari, decidieron repetir la sociedad y trabajar en un concepto nuevo.
Ésa fue la génesis de Arrabal de Septiembre, que debutó con dos funciones en el complejo Molise durante la noche del viernes 14 de septiembre. El público respondió colmando la primera función y ocupando un poco más de la mitad de la segunda, gracias a lo cual se pudieron solventar los costos que insumió la puesta en escena.
Los nervios del debut
El dato no es menor porque se notó en algunos pasajes que no lucieron tan pulidos como sí en la mayoría de los otros.
Acostumbrados como estamos al mundo audiovisual, otro aspecto que restó algún puntito fue que hubiesen viodeoclips proyectados en la pantalla de cine mientras bailaban en el escenario. Generó un poco de distracción. Y casi nada más para criticar.
El show es potente, las canciones están bien seleccionadas, y la orquesta suena prolija. Fernando Bladys cumplió a la perfección con el rol solicitado, sobre todo cuando entona el clásico de la música popular cordobesa Por si vuelves ¡pero hecha tango!. Ni hablar en el final cuando hace una versión melódica de Septiembre.
La orquesta del maestro Nieto tiene un par de momentos memorables en la ejecución de piezas del gran Ástor Piazzolla. También queda la sensación de que algunas piezas grabadas podrían ser cambiadas por la orquesta en vivo.
Un déficit que históricamente tuvo la zona es la participación de varones en academias de ballet. Por eso resulta alentador toparse con el hecho de que Matías Contreras y Francisco Ferreira se hayan sumado a la compañía. Ni qué hablar del partenaire histórico de Alejandra Vicari, Leo Ayén Vera, quien tiene un cuadro solista en el que puede desplegar todo su talento y sus aportes resultan vitales para sostener la calidad interpretativa.
Y el elenco femenino baila con gracia, precisión, y la entrega a que nos tiene acostumbrados para completar un show de tango fusión que no tiene nada que envidiarle a producciones foráneas. ¡Una joyita!
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