Cargar sobre el Instituto Nuestra Señora del Huerto por una “sugerencia” atribuida a la dirección del establecimiento hubiese sido fácil. Después de todo, el colegio le pertenece a una congregación religiosa y, como parte de la Iglesia, fácilmente enrolable en la postura de quienes estuvieron en contra de la ley que no fue: la del aborto seguro, legal, y gratuito.
Sin embargo, para la institución educativa fue una oportunidad para reflexionar sobre los ideales que sostienen los adolescentes en nuestros tiempos y en nuestra zona.
Durante el tiempo en que duró el debate por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, los más jóvenes aprovecharon las redes sociales (principalmente Instagram) pa-ra postear noticias e historias con posturas a favor y en contra de. Pañuelos verdes por aquí, pañuelos celestes por allá.
Y de esta ambivalencia de pensamientos y convicciones también fueron protagonistas los alumnos del colegio. Algunos militaron a favor; otros, en contra.
El problema surgió cuando a la primera escolta de la institución, una alumna del último año, le fue “sugerido” que se fije en lo que subía a redes sociales porque “al ser representante del colegio por ser primera escolta debía apoyar dentro y fuera de la institución las ideologías del colegio”, según narró la propia joven.
La sugerencia no traía aparejada la posibilidad de que se le retirara su puesto en la bandera, pero le generó a la adolescente un claro malestar.
“Quiero que fuera del ámbito del colegio se respeten mis convicciones e ideas porque es mi vida privada y sobre ella decido yo. No quiero imposiciones, represión ni manipulación por parte de nadie”, aclaró la joven.
“Tengo -añadió- apoyo de muchísimas personas y estoy muy agradecida por ello, y estoy tan segura de mi postura que no me voy a callar. Sólo pido respeto como yo lo doy”.
Oportunidad para reflexionar
En noviembre de 2002, un nombre y una situación, pusieron en jaque al Colegio del Huerto: Lucía Méndez y su famoso arito en la nariz. La intervención de la Justicia obligó al colegio a repensar en sus códigos de convivencia y en cuánto tienen que subordinarse estos a los derechos de la sociedad civil.
Con lo que ocurrió esta semana, incluida una generosa reacción de los compañeros de la primera escolta que se manifestaron respetuosamente a favor de la libertad de expresión en uno de los recreos, el Colegio Nuestra Señora del Huerto tiene otra desafiante oportunidad de repensar su vínculo con el alumnado.

Las religiosas que, en este momento, están a cargo de la dirección espiritual del colegio vienen demostrando que están abiertas a rediscutir muchas de las cuestiones que hace tiempo parecían tabú.
El ejemplo más claro es la reciente consulta a los padres del alumnado respecto de la posibilidad de que el colegio incluya en la currícula la Educación Sexual Integral que demanda la ley que se aprobó en 2006.
También se pueden destacar las intertribus, matinés, concurso de talento, y espacios de expresión aúlicos que tienen con muchos docentes.
La misma apertura pudo percibirse, esta vez, en la respuesta a las requisitorias periodísticas por parte de las autoridades de la institución. Sin dudas, un buen camino hacia el cambio.
La ley es del 2006!!!! Doce años!!!! Buen, más vale tarde que nunca, pero...no es para enorgullecer, no? Y las inspecciones escolares donde estaban, y el estado? Y los padres? Es lo mismo que estar en un colegio donde no se cumplió la currícula de Matemáticas o Letras durante 12 años
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