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Sol y Miguel, con el cuidado del ambiente como estilo de vida

Sol Luna y Miguel Martínez emplearon en la construcción de su casa ideas amigables con el entorno natural.

Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Una caroyense y un español cruzaron sus caminos hace ochos años para escribir una historia de a dos. Luego de vivir en diferentes lugares, encontraron en Ascochinga un rincón al que llaman hogar. Ambos profesores de educación física y creadores de un servicio de caminatas al aire libre, hoy abren las puertas de su vivienda para mostrar que las pequeñas acciones sí cuentan. 
El terreno que compraron entonces fue resultado de una decisión económica ya que los lotes en Sierras Chicas siempre fueron más accesibles que los de zonas más pobladas. Una inclinación de casi 45 grados fue el primer desafío que debieron enfrentar pero lo que en el comienzo fue un problema, ellos lo transformaron en beneficio. 
A fines de 2012, inició la edificación en el sector más alto del terreno para cumplir uno de sus anhelos: aprovechar la luz del sol. “Cuando nosotros vamos a hacer cualquier cosa, nos planteamos siempre cómo hacerla. Es decir, no nos gusta copiar a los demás. Nos preguntamos por qué, cómo, de qué forma y, si la respuesta resulta, luego copiar a los demás, pero la mayor parte de las veces no nos resulta eso. Entonces, decidir el tipo de construcción, la forma, tiene que ver con preguntarnos”, sostuvo Miguel. 
La construcción tradicional los decepcionó luego de habitar distintos espacios. Problemas de humedad, grietas en las paredes, dificultad de calefacción en invierno y calor en los veranos fueron algunas de las cuestiones que buscaron solucionar a través de métodos alternativos. Por eso, gran parte de su casa cuenta con paredes de materiales reciclables.  
Un sector está compuesto por fardos de pasto mientras que otras paredes llevan en su interior quinchan con cañas y botellas de vidrio revocadas ambas con barro que, para destacar, es un buen aislante térmico y acústico. Por otra parte, los techos son ecológicos que permiten la proliferación de flora silvestre, emplean termotanque solar y utilizan materiales cotidianos reciclados, por ejemplo, un parabrisas de auto o ensaladeras de vidrio que pueden convertirse en unas perfectas ventanas.

Disminuir el impacto ambiental
“Nosotros nos propusimos que la construcción sea disfrutable. No creemos que haya una construcción mejor que otra, hay muchas opciones. Por otro lado va muy ligado a una ideología, es decir nuestra ideología está ligada al cuidado del ambiente. Creemos que cada uno tiene que poner su granito de arena. Nuestra casa no es sustentable sino que tiene una huella ecológica importante. Pero sí pudimos dar unos toques, hacer algunas cosas a las que no tuvimos que renunciar. Cosas sencillas como la separación de las aguas negras y grises o la recolección de agua de los techos, no quiere decir que esta casa sea autosustentable ni mucho menos, ojala lo hubiésemos podido hacer. Si pudimos tomar ciertas decisiones que amortiguan la huella ecológica que es el concepto utilizado para medir el daño que la construcción de tu casa le hace al ambiente”, sintetizó. 
A la hora de analizar las problemáticas actuales ligadas al ambiente, reflexionaron: “La basura en todos los núcleos poblacionales es un problema, no se sabe qué hacer. Nosotros tenemos un pequeño lugar donde lo orgánico va a parar allí, generamos mucho menos basura. Separamos el vidrio, el tetrabric y los llevamos a sitios donde sabemos que se recicla. Sumamos menos basura a ese basural que se está generando al lado de La Granja y que cada invierno toman la decisión de quemarlo, llevamos varios días ahumados. Es una contaminación impresionante”. 
“Nosotros estamos muy conformes y contentos de habernos jugado de alguna manera  y haber intentado hacer otra cosa, saliendo de lo convencional”, concluyó Sol. 

Libre naturaleza 
Planeta Azul es una iniciativa conjunta que reúne esos valores: “Uno por suerte va tomando decisiones. Somos docentes y vinculados, incluso antes de conocernos, con las actividades en la naturaleza. El proyecto de vida se relaciona con los gustos de uno y hemos tenido la suerte de incluir nuestro trabajo en esos gustos. Ahora estamos en un proyecto que se inició hace un año y medio de caminatas en el medio natural en las cuales intentamos aprender de los que vienen con nosotros y si podemos, enseñar algo del valor de nuestro entorno”.
Sol y Miguel buscan plantar esa semilla entre quienes los rodean. Las caminatas y la natación en aguas abiertas son parte de ese espíritu.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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