Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Durante mayo, Pablo Rosalía y Patricia Rionda, coordinadores de la agrupación, llevaron a cabo junto a distintas áreas municipales un curso destinado a docentes cuyo eje fue la revalorización de las tradiciones orales dentro de la escuela. La capacitación es una de las tres líneas de trabajo en las cuales se basa un convenio firmado a comienzos de este año.

En primera instancia, las tareas involucraron al área de Adultos Mayores y Cultura con quienes se seleccionaron cuatros exponentes de la ciudad. Los elegidos en esta ocasión fueron Fany de Copetti, “Peta” Sarmiento, Juan Ávila y José Gudiño. Por otra parte, los docentes que participaron de la capacitación también sumarán una pequeña narración generada por ellos mismos como parte del examen final del taller. Esos fragmentos se añadirán a la recopilación junto a las entrevistas realizadas por la asociación.
Raíces
Mitos, creencias, ritos, saberes son elementos que integran la cultura oral. A la hora de resumir algunos relatos destacados, Pablo recordó al cantautor José Gudiño quien “ha escrito temas a Colonia Caroya muy valiosos, con él estuvimos charlando de composiciones inéditas que hablan, por ejemplo, sobre un viejo curandero llamado Juan que pinta en un tema sus técnicas y conocimientos”.
La cultura caroyense tiene una faceta poco conocida y aún hoy se encuentra en el olvido. El pasado de la ciudad antes del arribo de los primeros inmigrantes es desconocido. “Cuando uno habla con la gente, saben y reconocen que cuando llegaron los tatarabuelos ya había familias. Los criollos te hablan de las familias que hubo en la zona que tuvieron que irse un poco marginadas o presionadas. Pueblos como Tinoco han absorbido muchas de estas familias expulsadas en aquel tiempo. Hemos encontrado restos materiales de culturas originarias en la zona rural de Colonia Caroya. Si notamos que hay todavía cierta resistencia a realizar una investigación, sacar a la luz los nombres de las familias y la distribución de las tierras previa a la llegada de los italianos”, reflexionó.
Permanente
La selección de narradores se basó en una primicia que Pablo resume como “tratar de darle visibilidad a un sector de la población que tiene raíces incluso más profundas que el italiano pero que está absolutamente invisibilizada. La prueba piloto que hicimos tuvo que ver con criollos y que además son referentes en Colonia”.

En el caso de Colonia Caroya, se podría ampliar a todas las comunidades incluyendo la boliviana: “Si hay un idioma en común que une a las distintas culturas o procedencias es el lenguaje de la tierra. Ver en un bar de Puesto Viejo en una mesa charlar a un gringo, un criollo y a un boliviano de igual a igual sobre qué luna es la ideal para sembrar, es un placer inmenso. Después empiezan a hablar de otra cosa y ahí no se ponen de acuerdo”.
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