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Quilino revaloriza en un museo la sacrificada producción de cabritos


  • La localidad está a mitad de camino de la concreción de un museo. 
  • Pretenden recopilar la historia y tradición de la producción caprina.

Con recursos propios, el municipio de Quilino viene avanzando en un proyecto ambicioso: construir el Museo Regional del Cabrito y la Artesanía como una manera de resaltar el trabajo de los productores caprinos que le hicieron ganar prestigio y fama en los mercados gastronómicos. Es que el reconocido “cabrito de quilino” se alimenta de plantas arbustivas y leñosas que crecen cerca de las salinas y que le brindan a su carne un sabor especial.
Pero sin importar cuántos sacrificios hizo el municipio en los últimos 20 años, en esta región en particular, la permanencia de los productores en el negocio fue siempre difícil y se fue corriendo hacia el noroeste, casi todo en el departamento Cruz del Eje, donde el negocio mixto de la carne y la leche de cabra se defiende bastante bien.
Según el relevamiento realizado por al área de desarrollo municipal, aquí la producción de cabrito se concentra hoy en 150 productores y alrededor de 20.000 cabras madre, una cifra escueta para el potencial siempre latente. Por eso, la decisión de crear un museo regional del cabrito es más un homenaje al pasado que al presente de la producción propia de Quilino y un esfuerzo para visibilizar a la que fue una de las principales actividades económicas de la zona.
Pero el cabrito de Quilino se ganó un nombre y viene explotando esa fama, más allá del enojo que les genera a quienes lo producen cerca de allí y en mayor cuantía. Carolina Bustos Zalazar, directora de Cultura de Quilino, se refirió a qué se habla cuando se habla del tema: “Quilino es un pueblo muy antiguo, era una provincia indígena, habitada por los quilinones que llegaron hasta las Salinas Grandes donde extendieron la producción caprina. En nuestro pueblo, afortunadamente seguimos teniendo productores que siguen aquella tradición de la cría del cabrito y nosotros queríamos honrar esa memoria”.
Para poder comercializar la carne de cabra, principal actividad de los productores quilinenses, el municipio pone a disposición de ellos dos fiestas regionales, una en julio y otra en enero, fecha que coincide con los períodos de pariciones de cabras. Es también la posibilidad de presentar algunos subproductos como el quesillo y hasta el licor de leche de cabra. “Nuestra visión sobre el tema siempre ha sido un poco más gastronómica y puesta a disposición de los productores a quienes siempre asistimos y ayudamos con gestiones”, añadió Bustos Zalazar.

¿En qué consistirá el Museo? 
El museólogo Carlos Ferreyra explicó sobre el proyecto: “Será un edificio de 400 metros cuadrados que contendrá la historia, la arqueología y la antropología de Quilino, y que en una sala especial explicará cómo es la producción del cabrito y por qué es especial y tiene otro sabor. También habrá un espacio para explicar las artesanías típicas de Quilino que son las flores de pluma teñida y las artesanías de paja de trigo”. Habrá, además, una sala para muestras temporarias y otra con la historia del pueblo, y fue pensado el edificio con accesibilidad, oficinas, laboratorio, entre otros espacios.
“Durante mucho tiempo ser descendiente de pueblos originarios parecía algo malo. Hoy, queremos rescatar la importancia que tuvieron para la provincia el pueblo de los quilinones. Estamos a mitad del proyecto, recolectando objetos, armando la comisión, promoviendo charlas. Queremos tener listo el edificio en 2019”, completó Bustos.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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