Por: Hiroko Tabuchi
Si un gorrión canta a más no poder en un campo petrolero, pero su amada no puede escucharlo por el sonido de las bombas petroleras, ¿qué puede hacer un pájaro?
En Alberta, Canadá, los investigadores analizaron cientos de horas de cánticos de amor del gorrión sabanero y descubrieron algo extraordinario: para ser escuchados por encima del ruidazo, las aves están cambiando su trino de maneras complejas que los científicos apenas empiezan a comprender.

Un estudio el año pasado encontró que la minería en los bordes del bosque tropical brasileño está trastocando los llamados de los monos titíes locales. Se sabe que las ballenas y los delfines son particularmente vulnerables a los gemidos de los motores de barcos o la perforación frente a la costa, que puede perturbar las maneras complejas que tienen de comunicarse.
Y los humanos no son inmunes al ruidazo. Los epidemiólogos han vinculado el ruido del tráfico a enfermedades cardiovasculares y otras.
Staccatos y gorjeos

En un entorno tranquilo, el cántico de amor del gorrión macho es una cadena de staccatos juguetones seguidos por un zumbido ronco y un último y triunfante gorjeo.
Cerca de una bomba de tornillo, el gorrión no sólo adapta la sección intermedia de su canto, sino que baja el tono de las primeras notas. Warrington tiene la teoría de que la primera sección es donde la canción se empalma más cercanamente con los sonidos de la bomba de tornillo y que bajar el tono mejora las probabilidades de que la primera serie de notas se alcance a escuchar.
Para comprender mejor un patrón generalizado de cambios, el equipo investigador siguió y grabó a 73 gorriones sabaneros machos en 26 sitios dentro de un radio de 100 kilómetros de la ciudad de Brooks, en el corazón de la región petrolera de Canadá.
El equipo encontró que las aves alteraban más sus trinos cerca de las bombas de tornillo accionadas por generadores -las más ruidosas de los cuatro tipos de infraestructura petrolera estudiados.
La diferencia más común fue en el tono y en las notas iniciales y las porciones con zumbidos de sus cantos. El contenido de los trinos no cambió.
Warrington y otros ahora están investigando cómo los cambios al canto pueden afectar las posibilidades reproductivas de las aves. Otras investigaciones realizadas con azulejos de las montañas y copetones cenizos en Nuevo México mostraron señales de estrés crónico en pájaros expuestos a ruido incesante de infraestructura de petróleo y gas.

"Nos preocupaba que al cambiar su tono los pájaros que sonaban como, digamos, George Clooney ahora sonaran como Bart Simpson y las pájaras nunca llegaran. Pero la esperanza que se tiene es que ante el ruido, cambias tu voz y todo sigue bien", dijo Warrington.
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