
Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Cada fin de semana, el cielo se colma de espectáculos aéreos que no deja indiferente a ninguno ya que todos voltean la mirada hacia arriba para encontrar al intruso que se esconde entre las nubes. Lo que sucede es que desde hace un tiempo, la actual comisión redobla esfuerzos para mantener las puertas abiertas del último aeroclub de la región norte de la provincia.

La disciplina perteneciente al Club Alianza enfrentó situaciones difíciles que costaron varios años de clausura. Falta de presupuesto y personal, papeles fuera de regla, desinterés y una causa judicial, solo por mencionar algunos de los desafíos que sorteó. Sin embargo, siempre resurgió como el Ave Fénix.
El vínculo con el aeroclub de Juárez Celman fue fundamental para la reapertura debido a que lograron arreglar un avión que hacía años estaba guardado. La relación con la institución sigue vigente no solo en cuestiones de mantenimiento sino también de prácticas para futuros pilotos.
Hoy el presente les sonríe pero no es casual. El esfuerzo y las ganas de superarse siguen estando a la orden del día. Marcelo Marchetti es la personificación de esos valores, en sus palabras: “yo nací en el club, desde que me acuerdo vuelo (…) el aeroclub me dio todo, cuando tengo que dar instrucciones yo no cobro. Yo tuve la oportunidad de tener el aeroclub en frente de mi casa. Mi padre nos compra un avión cuando tenía 20 años y nos íbamos en bicicleta con un bidón de nafta en el caño para ir a volar”.

En los 25 años que lleva como piloto y miembro de la comisión en la mayoría de ellos, Marcelo relató anécdotas, variadas y numerosas por cierto. “Acá se organizó la ablación más grande de órganos en Jesús María, hace 20 años atrás. Hubo ocho aviones en el aeroclub, donaron todo. Eso nadie lo sabe”, relató.
Nueva generación
Valentino Vecchiet y Federico Druetta son dos jóvenes pilotos que están tomando la posta en la comisión. Marcelo destacó que “el que lleva a la aeronáutica como una pasión, ese llega. Porque nosotros estamos haciendo obras, todo a pulmón. Perdemos muchas horas, mucho tiempo”.

Por su parte Valentino, remarcó que “la pasión siempre la tuve. Iba al aeroclub cuando estaba clausurado. Mis amigos se iban a jugar al futbol y yo agarraba la bici para ir. Tengo el recuerdo de que caen al restaurant de mi familia dos pilotos, les pregunté y me dijeron que el avión estaba en el aeroclub. Fui hasta allá, cuando llegaron ellos me reconocieron y me mostraron el avión, me encantó”.
Mirando al futuro

Un sueño por cumplirse es poner nuevamente en marcha la escuela de vuelo que funcionó en la década del ‘90, anhelo que está más cerca. Finalmente, el Festival Aéreo se convirtió en el evento más convocante de la agenda del club, por lo que este año se llevará a cabo su 8ª edición, el 3 y 4 de noviembre.
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