Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Seis hojas de Curriculum Vitae son el compendio de un profesional que, según lo escrito, se ha destacado no solo en el país sino también en el extranjero. La palabra científico parece sacada de una enciclopedia de antaño y en cuya descripción podemos imaginarnos a un hombre mayor, serio, vestido de guardapolvo blanco y grandes anteojos o eso es lo que el estereotipo dice.
Esta es la historia de un joven nacido en Colonia Caroya que rompe moldes en un área de estudios compleja. Cristian abrió las puertas de su casa, preparó el mate, se acomodó en la silla y de a poco fue narrando lo que, desde su punto de vista, son logros comunes.
Para quienes investigamos la carrera académica que transitó, llegamos a la conclusión de que él no es un estudioso más, aunque lo niegue.
Realizó los estudios primarios en la escuela General San Martín y luego el nivel medio en el Liceo Militar de Córdoba, por tradición familiar. Ante la consulta de cómo fue su relación con el colegio desde los primero años, sostuvo tímidamente: “En la escuela no sobresalía, solo me salían bien las matemáticas. Me iba bien como cualquier otro chico, no soy para nada superdotado. Le pegué justo a lo que me gustaba, me va bien y disfruto haciéndolo”.
“A mí siempre me gustó la matemática como un juego y cuando tuve que ver qué hacia después del secundario, no me llamaba la atención las ingenierías o la arquitectura que es lo primero que uno piensa en matemáticas. De casualidad en una revista leí que existía la carrera y que no era para profesor... ‘está bueno esto’. En la nota resaltaba que se recibía poca gente de eso, me interesó”, relató.

A partir de entonces la formación constante se volvió fundamental por lo que a los 34 años, ya obtuvo su posdoctorado, el último escalón de la especialización universitaria.
Hoy, además, se desempeña como profesor adjunto en la casa de estudios en la cual comenzó su recorrido académico, la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FAMAF) en la Universidad Nacional de Córdoba. Desde 2014 es investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Al mundo
Por otro lado, Cristian ya recorrió diferentes países a través de invitaciones, becas o capacitaciones, entre ellos Francia, Bélgica, Alemania, Rumania, Australia, Brasil, Chile, Uruguay, México y Canadá.
El campo de estudio al cual se aboca en la actualidad son las álgebras de Hoph, una teoría de matemáticas creada por el alemán Heinz Hopf.
El aporte de esta rama sirve de sustento teórico para otras disciplinas tal es el caso de la física, informática, entre otras. Paradójicamente, el entrevistado manifestó risueño que se lleva mejor con lo abstracto de su área de trabajo que con cuestiones de índole práctica.
Por la ciencia

Esa particularidad sigue presente en el día a día ya que la colaboración entre pares es habitual. Los documentos de investigaciones recientes de libre acceso o las publicaciones científicas llevadas a cabo por varios especialistas son valores que remarca el joven matemático.
Para finalizar, Cristian analizó la ciencia en el contexto actual: “En su momento fue clave que hubiera un gobierno de turno dispuesto, con una política de Estado para financiar la ciencia como motor de crecimiento para el país. Ahora el gobierno actual no piensa a la ciencia como algo importante porque está totalmente desfinanciada, las universidades también. Hay recortes todo el tiempo, entonces es más difícil trabajar, entrar al CONICET o acceder a becas. Hacer ciencia hoy es más complicado que hace diez años”.
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