Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Desde hace cuatro años, la Asociación Educativa Pío León sumó una nueva especialización: la de Técnico Nacional Agropecuario cuya trayectoria académica suma un año extra, tal como lo establece el régimen de escuelas técnicas.
Desde entonces, se profundizó el vínculo con la Sociedad Rural de Jesús María con la instalación de dos aulas en su predio donde se desarrollan numerosos proyectos que buscan acercar herramientas teóricas sobre el área de estudio, pero también ponerlas en acción.
Y eso sucedió recientemente cuando alumnos de 3º año analizaron los distintos tipos de aceites que provienen de materias primas diversas. Luego de conocer sus propiedades, generaron biodisel a partir de grasa animal (vaca y cerdo) y diferentes aceites vegetales (maíz, girasol, canola y oliva).
Las muestras obtenidas en el proceso se enviarán a una universidad para conocer en detalle el grado de combustibilidad, si existen residuos, cuáles de ellos poseen mayores beneficios, entre otros interrogantes.
Los biocombustibles son combustibles derivados de fuentes renovables como plantas y animales por lo que se han convertido en una alternativa más amigable con el ambiente, en lugar del combustible derivado del petróleo.

Junto con Anabel Strasorier, Virginia Drudi y Fernanda Domene están a cargo de la materia en la cual se destacan otras propuestas que siguen una línea de trabajo bien marcada: anclarse en el contexto local para sumar aportes. “Lo principal es volver a la escuela como factor multiplicador. Es a través de ella que se pueden lograr los cambios en la comunidad. Queremos formar una generación más crítica, productora y no solo consumidora”, narraron las docentes.
“Estamos parados -añadió Navarro-frente a los protagonistas de la tercer revolución industrial, yo creo eso. Entonces, la meta nuestra no es que ellos aprendan la receta del biodisel porque en verdad no es tan complicada sino todo lo que eso lleva, esa mentalidad que queremos que aprendan: que sean sustentables, aprendan a diversificar, a cuidar el ambiente”.
Paralelamente, la mirada ecológica de los alumnos los llevó a elaborar juguetes sustentables con césped natural, mientras esperan la llegada de “Mitocondria” para continuar profundizando sus conocimientos sobre biocombustibles.
“Mitocondria” es una moto rescatada y donada por la municipalidad de Colonia Caroya que viene siendo acondicionada para que funcione usando bioetanol. La posibilidad de que prosperen esos arreglos dependerá un poco del azar ya que, actualmente, no existe ningún motor preparado para ese fin.
Intercambiando experiencias
Una vez culminados los experimentos, surgió la idea de cerrar el ciclo de producción aplicando los resultados a la vida cotidiana. Por ello, en una visita los estudiantes del Pío León compartieron una jornada con sus pares del IPETyM N°69. Cada uno aplicó desde su especialidad las herramientas estudiadas en el aula y colaboraron mutuamente.

Maximiliano Benedetto, docente de la institución educativa anfitriona, coordinó las tareas previas para acondicionar los motores que pusieron a prueba los preparados de los chicos.
“Fue muy enriquecedor hacer vínculos interinstitucionales. A veces en las escuelas cada uno va como a una institución aislada y en esta comunidad creemos que beneficia poder hacer encuentros entre los alumnos para desmitificar un montón de cuestiones”, finalizó Strasorier.
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