Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)
Sábado por la noche. Se prenden luces, comienza a sonar música y las mesas decoran veredas. Detrás del mostrador, brillan las canillas con los distintos sabores que saldrán del barril directo a cada mesa según el gusto de quien ordene.
Los jóvenes lideran una vez más una moda, ya sea como emprendedores o dueños de bares. Con amigos o familia se cargaron al hombro la tendencia que llegó para quedarse. Para conocer en profundidad, cómo impactó el nuevo negocio en la región dialogamos con las empresas Gualichos y Traümer Bier, además de los propietarios de los bares A’lares y Mala Pinta.

En su charla distendida resume las bondades de incorporar distribuidores locales a la carta de bebidas que al trabajar directamente, permite saber cuestiones como qué estilo prefiere el consumidor, cuántos barriles por mes se consumen, cuál es la receta que más adeptos tiene, entre otros.

Juan Masa abrió las puertas de A’lares en Cástulo Peña acompañado de su hermano Jorge y su amigo Renzo Rossotti: “creo que la moda viene de lo sano y saludable, es una cerveza hecha con malta pura, sin químicos y eso le da una naturalidad, le sentís la diferencia a una industrial”.
La bebida artesanal conlleva una inversión mayor ya que al no tener conservantes ni aditivos tiene determinadas condiciones de conservación y duración menor a la envasada. Frambuesa, con miel, cítricas, son algunos de la inmensa cantidad de sabores que se pueden encontrar en las variedades rubias (más suaves), rojas y negras (más amargas).
“Fue difícil meterse en el mercado, la gente grande estaba acostumbrada a tomar desde el barril. Pero ahora entró para quedarse, cualquier bar que abra va a tener que ofrecer cerveza artesanal”, finaliza Juan.
Cerveceros locales
En los últimos meses se crearon varios emprendimientos ligados a la bebida del momento. Gualichos es el negocio familiar de Guillermo Caminos que en poco tiempo pasó de ser una actividad para consumo propio a aumentar su capacidad de elaboración varias veces: “Cada vez iba saliendo mejor, empecé a crecer y comprar más equipos. Inicié con 20 litros, hoy cada vez que cocino son 350 que se repiten según los pedidos”.
El productor explica el proceso de la cerveza que pone a prueba la creatividad de quien coordina la cocción. “El aroma herbal, a resina, pino o cítrico lo aporta el lúpulo (planta de la cual se emplea las hojas y flores para la elaboración de la cerveza). Después podes hacer adiciones según le quieras dar amargor, sabor y aroma, ahí el cervecero juega muchísimo”, asegura.

Luego llegó la fabricación de cajones con material reciclado para delivery, la reutilización de botellas y la confección de barriles para locales gastronómicos: “Siempre estamos buscando formas para darle valor agregado”.
Qué alegría que cada vez haya más sitios como este con productos 100% artesanos. Además es un lugar muy bonito con su decoración vintage.
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