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Museo Jesuítico colmado por el Día de la Mujer


El colectivo la Huesera propuso talleres para todas las edades.

Por: Marianela Tabbia (De nuestra redacción)

Un grupo de mujeres formadas en círculo sobre el pasto fue la primera postal de la jornada que inició a las 14. Tres de ellas ponían voz al cuento “Vasalisa: conecta con tu intuición” de la autora Clarissa Pinkola Estés cuyos escritos también inspiraron una muestra teatral coordinada por Sofía Boscacci. 
Todas las actividades incluyeron debates sobre la realidad que viven todos los días: los desafíos, las responsabilidades y luchas así como la necesidad de seguir profundizando el intercambio de ideas y experiencias para enriquecerse las unas con las otras. 
En otros sectores del parque se dispuesieron dos propuestas: una red de imágenes que, detrás, contenían las biografías de mujeres de la historia argentina y mundial: Manuela Pedraza, Juana Azurduy, Juana Manso, Julieta Lanteri, Cecilia Grierson, Olga y Leticia Cossettini, entre otras. Por otro lado, un rincón cubierto de telas en cuyo interior había un espejo que, acompañado con una canción, invitaba a mirar y reencontrarse.
El grupo La Huesera surgió hace tres años como un espacio de encuentro y luego fue creciendo hasta realizar intervenciones en diferentes fechas. “Sentimos que va creciendo la conciencia sobre el papel de la mujer, además creció la participación de los ciudadanos desde sus puestos de trabajos, desde su cotidianeidad, esa empatía hacia nuestras luchas”, sostuvo Valeria Ruarte, integrante del colectivo femenino.
El nombre de la agrupación tiene mucho que ver con la mirada que buscan impulsar: “este cuento motivador habla de una mujer que junta huesos de animales y los revive cantando (…) nos pareció muy inspirador porque las mujeres muchas veces, a través del día a día, no nos podemos reencontrar y necesitamos una reconstrucción”. La convocatoria a sumarse está abierta, se puede contactarlas a través de su página de Facebook.
La psicóloga Gimena Bordas, quien coordinó un taller y es miembro del colectivo, señaló: “Lo positivo es que, año tras año, las mujeres nos seguimos juntando y cada vez somos más, eso es súper valioso, hay una búsqueda de un cambio (…) estamos viviendo una transformación colectiva que quizás tardemos un par de años en ver los resultados, pero está bueno ser parte de esto”.

Sembrando futuro
Desde el año pasado, muchas mujeres contaron que no podían asistir a las actividades por no tener con quien dejar a sus hijos, por eso desde el área de educación del museo idearon un taller para los más chicos. Esta iniciativa no solo les permitió a las madres disponer de tiempo sino que la propuesta estuvo ligada al debate de la fecha.
“Lo que no me gusta de la Bella Durmiente es que el príncipe besa a la princesa sin su permiso”, dijo un pequeño mientras dibujaba en una de las galerías. A su alrededor había distintas imágenes de mujeres reclamando en la calles, lavando platos o reflexionando como hace Mafalda. 
Santiago Scalissi, miembro del equipo, resumió: “En esta oportunidad trabajamos con un juego donde buscábamos todas esas frases preestablecidas como ‘el rosa es un color de nenas’, ‘los hombres no deben lavar los platos’, ‘los hombres no lloran’, ‘las mujeres se deben encargar de los hijos’ y veíamos cuál era la mirada de los chicos”.
Además, subrayó la escasa presencia femenina en la época jesuita que sólo estaba representada por las mujeres negras esclavizadas o las indígenas que no tenían permiso para entrar en las instalaciones. De las investigaciones llevadas adelante por los especialistas del museo encontraron un personaje que los niños conocieron durante la jornada.
Se trataba de Ignacia Isavel, (con v corta) una niña de seis años que vivió en estas tierras y que les permitió a los chicos conocer la realidad de aquel tiempo. 
Desde que comenzó a programarse este encuentro en el Museo, cada vez más mujeres se suman, lo que demuestra que hay necesidad de encuentro, debate, y reflexión.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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