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La envidia: una emoción universal que es preciso “escuchar”

Por: Adriana Felici (Periodista - directora sección En Familia)

Envidia: un sentimiento humano y sin embargo censurable. En la superficie, envidiar es desear lo que tiene otra persona; pero todos sabemos que en realidad envidiar es sentirse mal –y hasta enojado- por no tener algo que tiene el otro. Puede tratarse de algo material –dinero, auto, casa, etc.; de algo intangible como una cualidad o característica de personalidad –valentía, decisión, etc.; o física como altura, belleza, delgadez. Aristóteles habría definido a la envidia como “el dolor que causa la prosperidad de los otros”. O sea: cuando hablamos de envidia no hablamos de celos ni de admiración;  sino de pesar, dolor y hasta rabia porque nosotros carecemos de ello; al punto de desear que el otro deje de tenerlo y sentir una malsana satisfacción si esto ocurre.

Por qué envidiamos 
Según la psicóloga Carina Aiassa (M.P. 4081) la envidia es una emoción universal y todos podemos sentirla bajo ciertas condiciones; que veamos que el otro está realizando algo que deseamos y no estamos logrando; que creamos que no estamos logrando algo porque no contamos con los recursos necesarios y que nunca lo vamos a lograr; o que sintamos que no tenemos una cuota de deseos realizados en otras áreas para compensar ese dolor. Cualquier persona que experimente estas tres condiciones –apunta- va a sentir dolor por lo que percibe; por eso que le recuerda lo que no tiene. La envidia, por tanto –enfatiza- remite a los deseos insatisfechos de quien la siente.
La psicóloga señala que solemos creer que el problema son las emociones; que el miedo, la culpa, la envidia, etc son los problemas que nos acosan. Pero asevera que no es así; todo eso se convierte en problema cuando no sabemos cómo aprovechar la información que nos brindan; cuando uno se "enreda" en ellas y la ignorancia emocional las convierte en un problema más. O sea: no es la emoción en sí lo que perturba, sino el no haber aprendido aún cómo leer y aprovechar la información que transmite.
Aiassa considera que sentir envidia es propio de personas con complejo de inferioridad o de quienes tienen una ambición desmedida; advirtiendo que la sensación de amargura que genera puede producir efectos negativos en la salud física y/o psíquica. ¿Algunos de estos efectos negativos? La envidia no permite progresar. La persona que envidia, al vivir pendiente de los logros de los demás, descuidará su propia vida; se estancará en un trabajo que no le gusta; obtendrá malas calificaciones en sus estudios o no será feliz con su pareja. Es que –reflexiona Aiassa- es imposible ser feliz cuando lo que tiene el otro siempre es mejor que lo que tiene uno.
La envidia va acompañada de una frustración constante. El envidioso considera que eso que tiene el otro ha sido obtenido sin mérito, por un golpe de suerte, con alguna trampa o por favorecimiento de alguien. Y la frustración es un sentimiento tan negativo que al permanecer alojada en el cuerpo, tarde o temprano puede llegar a generar dolencias y malestarescomo cansancio crónico, estreñimiento, mala circulación, etc.

Características
Algunas actitudes del envidioso:

  • Suele ponerse en el papel de víctima. Está constantemente quejándose de su situación. 
  • Vive comparándose con los demás. 
  • Critica constantemente a los otros. 
  • Vive la vida a través de la de otras personas. 
  • No es capaz de imaginar que él merece eso que tanto envidia. 
  • No reconoce ser envidioso. 

La mejor versión
No es sencillo, pero de la envidia se puede salir. ¿Cómo? La Lic. Carina Aiassa recomienda:

  • Aumentar la autoestima, ya que suelen sentir envidia quienes se consideran poco valiosos. 
  • Evitar compararse con los demás. En esta vida cada uno tiene su proceso. Todos somos únicos; lo que uno vive nadie lo va a vivir como nosotros. 
  • Buscar la manera de superarnos; de acceder a lo que deseamos. 
  • Dejar de hablar de los otros y de juzgarlos. Aiassa puntualiza que cuando alguien habla mal de otro, de lo que habla es lo que debe trabajar en su vida. 
  • Madurar. La persona madura y equilibrada no envidia a nadie. 
  • Enfocarse en uno mismo y no poner tanta atención en los demás. Celebrar nuestra originalidad; descubramos, potenciemos y disfrutemos esa singularidad. Cada uno posee algo valiosísimo e intransferible: la mejor versión de nosotros mismos que estemos dispuestos a llegar a ser.

¿Existe la envidia sana?
Según la Lic. Carina Aiassa no existe la envidia sana sino el lado funcional y el lado disfuncional de la envidia. 
La envidia es una emoción, y como tal es un llamador que nos da información sobre qué nos pasa con determinada situación. 
Aiassa considera que el lado funcional de la envidia es buscar resolverla; observar la situación que nos produce envidia y analizar qué hizo la persona que envidiamos para alcanzar ese logro. 
Entonces, el lado funcional de esta emoción es revertir esa envidia en un logro personal, mientras que la envidia disfuncional es cuando desearíamos destruir al otro por ese logro que nos la produce. 
Por último, y para reflexionar: si envidiar produce tristeza, enojo, desesperanza e insatisfacción; y genera rechazo por parte de los demás, ¿queremos sentirnos así? 
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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