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Un arranque sereno para las noches festivaleras

El Festival transitó sus tres primeras noches con una leve retracción en cantidad de público respecto del año pasado. La expectativa por las noches por venir es grande.

Cada enero representa para Jesús María y toda la región un ramillete de emociones y sensaciones diversas. Es que ese gigante que se despierta una vez por año con el calor estival siempre deja tela para cortar.
Desde hace un trienio, el Festival de Doma y Folklore de Jesús María viene intentando coronar 12 noches y, a decir por los números que exhibe, la apuesta da resultados.
Este jueves comenzó formalmente la edición 53 que apostó al espectáculo que vienen llevando adelante juntos Juan Carlos Baglietto y Jairo. Aunque el marco de público fue discreto, la presencia del dúo le brindó un vuelo artístico a la jornada inaugural pocas veces visto.
Es que estos grandes intérpretes han basado su carrera en una exquisita selección autoral y, ahora en la edad madura, es cuando esa selección rinde frutos. La presentación va de menor a mayor y llega a un nivel de sincronización que conmueve, porque son dos timbres diferentes y complementarios.
Los enamorados, Milonga del trovador, Tonada del viejo amor, Piedra y camino, El témpano, y el bis con Ferroviario fueron los temas elegidos para un cierre con el público de pie y aplausos cerrados. Una puesta teatral que fue bien recibida en el -casi siempre- estrendoso anfiteatro José Hernández.
Entre las apostillas, vale destacar que fue el debut del show de luces láser en lugar de los fuegos artificiales. El primer intento aprobó, pero se le notaron los defectos. Abusa de la proyección de imágenes fijas cuando la riqueza podría estar en la proyección de más imágenes animadas. Si se pule bien, puede ser definitivamente el show que reemplace al estruendo de antaño.
En la segunda noche, cuando ingresaron los músicos enrolados bajo el nombre artístico de Los Nocheros se desataron los primeros suspiros con Roja boca y Desde que no estás aquí, versiones que se cantaron como susurradas y sin estridencia. Fue la oportunidad para presentar El pim pim que hizo levantar algunos grados la temperatura y mover caderas y cintura.
Antes, habían estado Los Carabajal resaltando que, de mano en mano, la agrupación había llegado a los 50 años de trayectoria. Palmas, danzas, y todo el fervor tribunero para los músicos cuando desataron hit tras hit sobre el final para potentes versiones de La pucha con el hombre, Dejame que me vaya, Entre a mi pago sin golpear, y Entra a mi hogar.
Recién durante la tercera noche festivalera, la organización respiró aliviada porque mejoró sensiblemente la venta de entradas respecto de las dos primeras noches. Y el primer lleno llegó durante la noche de Soledad Pastorutti, precedida por Palito Ortega y una variedad de actividades ecuestres que gustaron mucho al público que se llegó.
El público que fue joven en la década de 1960 se divirtió a lo loco con el show de Palito Ortega desde el arranque con Un muchacho como yo hasta el final con Yo tengo fe. En las plateas se agolparon algunas decenas de mujeres a las que el recuerdo del club del clan y de aquel Nery Nelson que quería ser rockero (el único seudónimo que tuvo Ramón antes de ser Palito) las desinhibieron totalmente. Para ellas, Palito fue la versión criolla de Elvis.
Bien entrada la madrugada llegaría Soledad, quien pidió al público comprensión para poder presentar material nuevo y no quedarse atada al repertorio más convencional.El público fue respetuoso con ese pedido durante la presentación de nuevos temas y de una selección de su repertorio menos complaciente.
La Sole recordó el aniversario 20 de su récord personal en este estadio cuando 33 mil personas pagaron su ticket para ver a aquel incipiente huracán de Arequito.
Se dio el lujo de entonar algunas zambas muy tranquilas en dueto con su hermana Natalia. Zamba para olvidar, en ese formato, fue un golazo. La versión de El embrujo de mi tierra estuvo entre lo mejor de la noche. Final feliz para una noche fresca.

Fondos provinciales
En la tarde del miércoles pasado, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, visitó Jesús María para inaugurar nue- vas instalaciones en el predio del Festival de Doma y Folklore de esa ciudad.
En su 53° edición, el Festival abrirá cuatro nuevos locales comerciales y otras reformas previstas para el público.
“La Comisión Directiva siempre está haciendo cosas nuevas -aseguró Schiaretti- para darle más comodidad a quienes concurren al Festival, y a su vez para generar mayor actividad aquí en la ciudad de Jesús María. Y eso es bueno, porque significa que el Festival se va renovando, mejora sus instalaciones y ayuda a sostener lo que es, sin dudas, el mejor Festival de Doma y Folklore de la Argentina y de Latinoamérica. Y es nuestro, es cordobés y es de Jesús María”.
El mandatario provincial reconoció que éste es el festival que prácticamente inaugura la temporada turística en la región, que auguró como muy buena. “Estoy seguro que será un gran éxito, porque el Festival de Doma y Folklore de Jesús María viene preanunciando que en Córdoba tendremos un ‘veranón’ y una gran temporada”, expresó Schiaretti.
En este acto de inauguración, la Provincia hizo entrega de una aporte por un millón de pesos, además de otros fondos que suman un total de 1.810.000 pesos y que fueron entregados por la Agencia Córdoba Turismo, Lotería de Córdoba y el  Banco de la Provincia de Córdoba.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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