Le costó desperezarse, pero finalmente la edición 53 del Festival de Doma y Folklore volvió a mostrar sus estándares de convocatoria siglo XXI. Entre el jueves de inicio y el domingo, la taquilla había alcanzado poco más de 30 mil boletos cortados, pero entre el lunes de carnaval jujeño y el jueves de chacarera santiagueña la cifra se había duplicado.
A la fiesta le resta la programación del lunes con números internacionales, Jimena Barón, y varios cuarteteros cordobeses bien aspectados entre el público. Y Fede Flores, el DJ que fue revelación animando la trasnoche de cada luna festivalera.

También funcionaron el carnaval jujeño con Los Tekis y el ablande de carnaval del miércoles y la chayada riojana del martes con Sergio Galleguillo.
Ni qué decir de la enorme atracción que generó Abel Pintos cuando, en un comienzo, se había anunciado que no haría festivales durante el verano. El bahiense ratificó su contrato de amor con su público y atrajo miles de nuevos espectadores a los que ya trae Jesús María.

Las mejoras introducidas en esta edición en materia de infraestructura también demostraron que la fiesta va bien encaminada, y que es posible innovar aun cuando parece que está todo hecho, o que todo se hizo, o que nada nuevo hay para hacer.

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