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Loca ella y loco él, la pulsión tanguera que Alejandra Vicari Ballet lleva a las tablas el sábado 11

De la unión con el maestro Carlos Nieto, la bailarina jesusmariense presenta, probablemente, su obra más personal en dos funciones el sábado 11 de noviembre.

En la foto en blanco y negro que muestra como al pasar están los cuatro abuelos de Alejandra Vicari: Roberto “Tata” Spinosa, Elma “Yaya” Silva, Francisco “Chisco” Vicari y Palmira Porfiri. Esa misma foto que le estaba mostrando a su hija Gina a fines de 2016, más la aparición casi fortuita de un libro a los pies de Vicari, fueron como una revelación: ¡Tango!
El Tata era bailarín de tango; y Yaya, cantante lírica. Esos abuelos fueron quienes le pagaron los estudios y el vestuario de ballet a Alejandra y de los que atesora muchos recuerdos relacionados al tango.
Vicari asegura que todavía puede sentir el aroma de esa especie de benzina con la que su “Tata” limpiaba discos de vinilo antes de ponerlos en el tocadiscos y que recuerda, vívidamente, cómo ella se amarraba a los pantalones de su abuelo y se paraba arriba de sus pies antes de que él comenzara a hacer dibujos ahí en el piso, dando rienda suelta a su pulsión tanguera.
“Nunca antes hice tango, bailé alguna vez La muerte del ángel (de Piazzolla) que bailé improvisado, sóla con una silla. Y me dije ‘qué hago, si no tengo experiencia sobre esto’ y fui a buscar a mi amiga Seide Ceresole que me ayudó a ponerle la magia del tango a mis coreografías”, narra Vicari sobre la propuesta.

El bandoneón de Jesús María
“Maestro, usted no me conoce, pero tengo que hacerle una propuesta de trabajo así que me gustaría reunirme con usted”, asegura que le dijo por teléfono Vicari al bandoneonista jesusmariense Carlos Nieto.
En la reunión, Nieto se mostró escéptico al principio hasta que Vicari le contó la idea, le mostró cómo serían los cuadros, la escenografía, el vestuario. El sí lo obtuvo casi de inmediato.
Vale decir que la combinación de estos talentos es milagrosa porque ambos, Vicari y Nieto, forjaron su reputación de “difíciles” y esa fama es bien ganada.
Pero las coincidencia pudieron más, sobre todo cuando Nieto le contó en la intimidad a Vicari que él sentía que le nacían alas cuando se embriagaba en el sonido precioso de su bandoneón, un sentimiento parecido al que Vicari asegura sentir cada vez que está sobre las tablas y despliega su arte en puntitas de pie.

La invitada que faltaba
Entre los muchos talentos que tiene Marita Freytes, el de escribir con un dejo arrabalero es notable y, por eso, rápidamente se sumó a la idea con unos textos estupendos.
También aportó su talento Leo, eterno partenaire de Vicari, que este año no podrá estar porque está con obra en cartelera en Buenos Aires.
“No nos fue fácil porque venimos de una estructura técnica, hubo muchas cosas que cambiar y hemos trabajado muchísimo todas. Para mis bailarinas fue muy divertido, pero a mí me costó el cambio, esto de no trabajar en punta de pie y hacerlo más por el suelo. Me resultó muy atrapante por todo lo que pude aprender”, reconta Vicari sobre el esfuerzo que demandó esta nueva puesta en escena.
El maestro Nieto subirá a escena acompañado por dos voces, guitarra y piano para ejecutar la mayoría de las piezas, aunque también sonará tango electrónico y flamenco.
La promesa es de un espectáculo jugado, que tributará a los abuelos, y que combinará pasión, entrega, y buen gusto.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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