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Glifosato: ¿Proteger la salud o proteger intereses económicos, políticos, personales, y de ONG’s?

Desde hace un tiempo, a este químico se lo señala como si fuese el principal y el único responsable de numerosos problemas de salud comunitaria.

Por: Bioq. Fernando Manera (Autor del libro Una amenaza invisible)

En la página web de la organización Greenpeace España, reseñan que El glifosato es un herbicida de amplio espectro que fue comercializado, por primera vez, por Monsanto con el nombre comercial de Roundup durante la década de 1970. Desde que su patente caducó en el año 2000, numerosas compañías se dedicaron a producirlo con diferentes nombres comerciales, aunque el Roundup de Monsanto sigue siendo el herbicida más vendido en el mundo.
Actualmente, y a nivel mundial, es la sustancia activa de más de 750 productos diferentes que se utilizan en la agricultura, silvicultura, jardinería y para aplicación doméstica. Pero en los últimos años, este químico viene generando divisiones y es blanco de numerosas críticas.
Ni los científicos ni los organismos internacionales se ponen de acuerdo sobre sus efectos. Un sector sostiene que podría contribuir en el desarrollo de enfermedades como el cáncer, pero otros sostienen que tales afirmaciones no están debidamente fundadas.

Controversia sin fin ni propósito
Lo que yo me permito, en este artículo, es introducir una mirada más amplia, que contemple que el glifosato no es el único químico al que los seres humanos podríamos estar expuestos a diario, y en algunos casos estamos expuestos a otros químicos con un grado de toxicidad mayor y un grado de exposición más elevado.
Cito como ejemplo al Malation (fosforado, también neurotóxico) que puedo comprar en la Comunidad Europea -por internet en Parafarmacia24- y que encuentro en productos como Para plus piojos y liendres en spray, un pediculicida que tiene dos principios activos: Permetrina y Malation, y que están indicado para el tratamiento contra piojos y las liendres ¡en el cuero cabelludo!. En Argentina, se utilizó para el mismo fin hasta agosto de 2012, y hasta febrero de 2011 se usó con el mismo propósito el Lindano, un agroquímico prohibido en su uso agronómico y veterinario desde hace más de 30 años.
Ni hablar de los escapes de los motores diésel que son el principal componte del smog que cubre las ciudades en el mundo. O de las dioxinas que se generan como subproductos de procesos industriales en la industria del plástico (PVC) y en las pasteras (fábrica de papel), aunque también en la quema de desechos domiciliarios (basurales) y de neumáticos.
Otro tema del que pocos hablan es de los millones de personas que se ven expuestas al consumo diario de Arsénico porque está presente en el agua que consumen y con la que se higienizan.
El riesgo de que esos químicos puedan afectarnos depende de una simple ecuación: Riesgo igual a Toxicidad del químico por tiempo de exposición.
Los químicos de uso agropecuario no se utilizan los 365 días del año, como tampoco se utilizan a diario químicos del campo medicinal como un piojicida, pero muchos sí están expuestos a diario al consumo de peligrosos químicos como el arsénico junto con el agua “potable” que sacamos de nuestro pozo o que nos llega por distribución. Y muchos también están expuestos a diario a químicos que nos llega con el aire que respiramos a través de la combustión fósil (principalmente diésel) o por quemas a cielo abierto de basurales o quema de neumáticos en manifestaciones callejeras.

A modo de conclusión
Mientras organismos internacionales discuten la prohibición o no de un químico como el glifosato en el ámbito rural, otro sector comercializa vía internet otro químico con igual clasificación por la IARC, pero para colocar directamente sobre la cabeza de los niños y en una concentración mayor. Tenemos que salvar esas contradicciones.
A muchos podrá parecerles que quiero desligar la incidencia que tiene el mundo agronómico sobre el incremento de algunas enfermedades. De ninguna manera, pero creo que tampoco es justo achacarle toda la responsabilidad a ese sector.
Mi creencia es que la ciencia debe seguir investigando y tratando de descubrir nuevos compuestos químicos más equilibrados con el ambiente y lo menos nocivos para las personas. También creo que el uso de los químicos que hoy están permitidos debe ser supervisado rigurosamente por profesionales idóneos y su trabajo controlado, a su vez, por organismos gubernamentales que verifiquen que se cumplen todas y cada una de las leyes que regulan esa actividad.
Llevo años trabajando para reducir los riesgos a enfermar por la exposición que tenemos en este complejo mundo químico que nos rodea. Trato de educar sobre cómo deben utilizarse correctamente, y trato de alejarme de posiciones fundamentalistas.
El mundo químico al que estamos expuestos es mucho más amplio y variado que en su uso agronómico. Por ese motivo, la educación y la responsabilidad entre quienes los utilizan son fundamentales para disminuir los riesgos de que puedan acarrearnos una enfermedad, ya sea en el campo, en la ciudad, o  en nuestro propio hogar.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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