Según se supo esta semana, el gobierno nacional planea dar marcha atrás con el impuesto al vino. Los empresarios del sector se quejaron por el impacto negativo que -argumentaban- tendría la nueva alícuota.
Los gobernadores de Mendoza, Alfredo Cornejo, y de San Juan, Sergio Uñac, habían pedido de manera insistente al Gobierno que no gravara el vino, dado que eso podría afectar de manera contundente a las economías regionales de sus provincias y lograron que el propio presidente Macri los escuche y desista de enviar el proyecto al Congreso.
Tampoco se elevará la alicuota que hoy paga la cerveza que es del 8% y que se preveía elevar al 17%.
No correrán la misma suerte los productores de licores, gaseosas y jugos con azúcar, entre otros alcanzados por las nuevas alícuotas.
Los cambios impositivos planteados contemplan una alícuota de hasta el 29% en bebidas blancas (hasta ahora ese porcentaje es del 20%), y gaseosas y jugos con azúcar agregada el 17% (hoy pagan entre el 4% y el 8%).
Según un estudio del sector vitivinícola, en 1980 se tomaban más de 80 litros per cápita/año de vino en Argentina y en 2017 no llegará a 20 litros. “En Chile el 80% de la producción se exporta. En Argentina ese porcentaje sólo es del 20%. Por eso puede gravar en Chile el consumo interno de vino. Sin el mercado interno se perderán más hectáreas y productores”, se quejó Francisco Do Pico, vicepresidente de Bodegas de Argentina.
Paralelamente, la Cámara de Bodegas y Viñedos de la provincia de Cordoba reclamó al gobernador y los legisladores nacionales por Córdoba que se opongan al proyecto del Gobierno nacional de gravar el vino y los espumantes con un 10 por ciento de impuesto al considerarlos como "bebidas no saludables".
Reacción local

En forma unánime, los productores caroyenses consideraron indispensable que no esté gravado el vino porque el sector no está en condiciones de afrontar un nuevo impuesto interno. Además, recalcaron la necesidad de mantener la identidad del vino como bebida nacional, eliminar los prejuicios que existen sobre el producto, e informar sobre sus reconocidos beneficios como alimento.
Pero, además, las conclusiones obtenidas en la reunión tuvieron que ver con la necesidad de conservar su impronta productiva, social y cultural, además de apuntalarla como economía regional.
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