Axel, Victor, Valentina, Bárbara Jorge y Esteban son alumnos del Centro Educativo Capitán Díaz Vélez del paraje Mula Muerta, ubicado a 28 kilómetros al noreste de Jesús María. Con sus guardapolvos bien blancos y planchados acompañaron a la seño Lidia al homenaje que le brindó la Legislatura de Córdoba la semana pasada durante la sesión 31 del período legislativo 139.
La excusa fue el reciente viaje a Irlanda que ganó en el concurso que organizó el programa de televisión Arriba Córdoba, pero también una forma de reconocer en ella el valioso trabajo que hacen todos los docentes y en particular los que ejercen la profesión en ámbitos rurales.
“Siendo la enseñanza uno de los oficios más nobles, Lidia hizo de ella un estilo de vida, un norte a seguir y fue uno de los motivos por el que quedo entre las diez docentes seleccionadas entre trescientas de toda la provincia en un concurso organizado por el programa Arriba Córdoba de Canal 12 evaluando desempeño, reconocimiento de los alumnos e impacto en la comunidad”, comenzó diciendo Ciprián durante el homenaje.
El legislador recordó el trágico destino que tuvo el edificio escolar original cuando fue arrasado por el agua, una fatídica noche de febrero de 2014, y todo lo que hizo Lidia para volver a empezar.
“Con la ayuda de toda la comunidad, Lidia comenzó una tarea silenciosa para que los niños vuelvan a tener un edificio escolar; y en el mismo momento de hastío, cuando el agua llevó su escuela, comenzó a trabajar y sumar voluntades para sobreponerse a la adversidad”, añadió Ciprián.El legislador recordó, acto seguido, todo el derrotero que la escuela siguió utilizando primero una casita abandonada reformada hasta llegar a la construcción del nuevo edificio: “La fortaleza, la abnegación y la porfía de esta docente sumaron y mucho para que las cosas ocurran y son estos valores los que ésta y muchos docentes rurales ponen en marcha cada día para arrancar la semana contagiando a sus educandos, quienes en este caso de la mano de Brochero desandan el noble camino del aprendizaje”.
“Gracias Lidia por este gran aprendizaje, por los encuentros y también por los desencuentros... y por tener el convencimiento de que los limites no existen”, concluyó Ciprián.
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