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Ruinas coloniales en propiedades privadas: ¿quién se encarga de preservarlas para el futuro?

A las ruinas de Caroya Viejo, se le sumaron recientemente las ruinas del molino de la estancia Sinsacate y ahora se suman las de la vieja estancia Santa Catalina. Todas en manos privadas.

Espeleólogos, aficionados a la historia, y apasionados por el patrimonio vienen haciendo un relevamiento valiosísimo de patrimonio colonial que está fuera del resguardo en que deberían estar.
Se trata en muchos casos de ruinas, pero en buen estado de conservación y que merecerían otro tipo de atención.
En la edición del 7 de mayo, este semanario se preguntaba sobre el resguardo de las ruinas del emplazamiento original de Colonia Caroya. El 25 de junio dábamos la noticia sobre el redescubrimiento del viejo molino harinero de la estancia Sinsacate.
Y en esta oportunidad le tocan a las ruinas de la vieja Estancia Santa Catalina, también en propiedad privada como en el caso de los dos ejemplos anteriores.
Y aunque es cierto que no se puede obligar a un particular a ese resguardo, deberían las autoridades provinciales (y hasta nacionales) que trabajan sobre el patrimonio verificar que esos vestigios de nuestra historia no se pierdan.
En este caso, es nuevamente el investigador amateur Martín Mariano González quien nos aporta datos sobre estas valiosas ruinas.
Las causas sobre la falta de protección del sitio no están del todo claras y a principios de este siglo se emitieron argumentaciones poco válidas, que le impidieron a las ruinas de la Estancia Vieja de Santa Catalina ingresar en el proyecto de protección de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Actualmente los pocos recintos aun en pie, están cubiertos por malezas y en un proceso de degradación permanente, por la influencia climática y la precariedad de la construcción, que tiene más de 350 años.
“En un relevamiento que realicé, junto a Sergio Tissera, en 2010, en el trayecto que va desde la Comuna de Santa Catalina hacia el Bajo de Olmos, en dirección Este-Oeste, logramos visualizar sobre la margen derecha del camino consolidado, las ruinas de una construcción del siglo XVII aún en pié y que pertenecieron al primer asentamiento de los jesuitas, en la zona conocida como “Calabalumba La Vieja”, actualmente denominada Estancia Vieja”, explicó González.
Allí, puede visualizarse en medio de la arboleda y la maleza una construcción antigua y austera, similar a una casa con oratorio o capilla, con paredes de ladrillo y piedra y revoque de cal y arena. La presencia de anchos muros corresponderían a la puerta principal de acceso.
“Aún espera la  postergada declaración de sitio histórico, para que alguna institución pública o privada, se avoque a su estudio, su reconstrucción y puesta en valor. Se trata de un auténtico símbolo colonial del siglo XVII y el patrimonio más antiguo aún en pie, que quedó a merced del abandono y el desinterés general”, concluyó.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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