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Nene: lo que digo, no lo que hago

Jamás las palabras han servido para modelar conductas. Por el contrario, son las conductas las que sirven de modelo. Pero ¿qué pasa en tiempos de hiper virtualidad?

A mediados de los 70, cuando este editor era un pequeño, añorábamos el día en que pudiésemos utilizar un teléfono para vernos con el que estaba del otro lado, en lugar de utilizar solamente la voz. Nos imaginábamos una especie de mini televisor adaptado a un teléfono, algo así tenía que ser, seguramente.
40 años después, ese sueño es una realidad concreta y solamente hay que elegir qué app (por aplicación) queremos usar para vernos con la persona con la que estamos dialogando. Skype, Duo, Whatsapp, Facebook Messenger, entre tantas, nos permiten esa cercanía con el que está lejos.
El problema es para los Millennials que nacieron con esa tecnología y creen que ésa es la forma de comunicarse. Prefieren las apps al encuentro personal, es más fácil intermediar con el otro a través de una pantalla. Y es muy difícil hacerles entender que es mejor el encuentro personal.
Pasa lo mismo en los recitales que son, hoy, grandes experiencias de consumo donde los teléfonos están prendidos casi todo el tiempo para fotos y grabaciones que, raramente, se vuelven a ver. Se pierde, con eso, la propia experiencia de disfrutar al artista en vivo, de verlo en directo antes que a través de una pantalla.
Y la pantalla se mete en las reuniones sociales, cumpleaños, sepelios, actos solemnes, aniversarios. Está, lamentablemente, en los almuerzos y cenas familiares, interrumpe diálogos, distrae, y hasta molesta.
Y es un problema que afecta no solamente a los Milennials (los chicos del siglo 21) sino a muchos grandes también. Cuarentones y cincuentones que hasta hacen el ridículo mientras van absortos sus pantallas por la calle, mientras manejan, en sus trabajos, casi en cualquier lugar.
Eso nos desautoriza, luego, para regañar a los más chicos porque están siguiendo el modelo que nosotros estamos brindando. Apagar el celu de tanto en tanto no mata a nadie ¿no?.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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