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La cabeza, el cuerpo

Por: Juan Manuel García Escalada (Docente, Psicólogo Social)

La Política actual, ya no es la tradición de pujas controversiales frente a ideas que se debatían en pos de la producción de programas  sociales como meta de los futuros gobiernos. Que ofrecían antes los ciudadanos (hombres y mujeres), como promesas a  cumplir en sus respectivos mandatos.
Ahora es la Bio-Política.
No es una ocurrencia. La construcción de realidades desde el lenguaje oral, escrito y visual abreva desde una concepción no meramente racional  sino que se va construyendo sobre una superposición de capas de realidades que se nutren desde las subjetivaciones que se van modificando permanentemente.
La política anterior se construía de “verdades” como respuesta a necesidades reales, de ciudadanos  reales, tanto en lo social, económico y cultural.
En este proceso de Bio-politización actual, la “verdad” es una construcción subjetiva que no ahonda en necesidades concretas en lo social sino que lo hace desde supuestas necesidades sociales construidas, la mayoría de ellas, con las propias subjetividades personales e individuales, pero que no responden a las respuestas que necesitan  las sociedades para su desarrollo y avance y crecimiento.
Una mentira que brilla en lo subjetivo de la Verdad y que parece Verdad. Pero no Es verdad.
Si bien como lo expresó el alemán Arthur Koestler: “No hay verdades absolutas, pero debemos vivirlas como tales”. Sabemos que las verdades se construyen desde consensos en bien de las relaciones entre los propios humanos, tratando que la injusticia, no se adueñe como verdad.
Esta descompensación entre lo real-virtual que se transmite, desde lo que llamamos bio-política, resulta  ir hacia una tangente que en apariencia  se escapa pero que vuelve en círculos construyendo conductas sociales de decepción, desamparo e incomprensión.
Pero que termina en una  libido en búsqueda de una necesidad de escapismo en todo tipo de consumo. Se consume sin atenuantes, ni discriminación: tiempo, espacio.
Lo material, lo inmaterial están indisolublemente ligado hacia un vacío que termina existencial. Vacuidad, disconfor- midad, parálisis, retorno en sí mismo y por ende Miedo. Generando una confusión generalizada de parálisis y desconcierto que anula voluntades.
Todo esto producto de una supuesta verdad directa, necesaria, pero falseada desde omisiones, cuando se la presenta en los discursos a los ciudadanos.
Se dice lo que se espera que se diga. Pero lentamente va mutando a un maniqueísmo fútil, degradante del discurso y que se limita tan sólo a expresiones ambiguas y abstractas.
Discurso que se caracteriza de escapismos, utilizando modismos y expresiones que buscan configurar en la cabeza, y en el cuerpo de los ciudadanos modos de desvalorizaciones, que no se dicen, pero quedan implícitos en las conductas contradictorias de los ciudadanos.
El imaginario actual (en cierta forma, ya en 1976, el grupo creador del punk, Sexs Pistols, cantaba sobre el río Támesis, “… non future…”); es del sinsentido de la existencia del ser.
La Bio-política es una constructo que conjuga partes interesadas de  ciencia, medicina, subjetividades, espiritualismo que en un modelo combo, pasea sobre el inconsciente de los individuos separándolos de sí mismo y transformándolos en autómatas, y supuestos empresariales de su propia existencia.
Los vacía de contenidos; en cabeza y cuerpo, y quedan prisioneros de anhelos que desdibujan su personalidad en un contenido permanente de violencia implícita que los desborda; tratando, siempre, de  culpar al otro.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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