Por diferentes motivos, la causa que investiga el homicidio de María Eugenia Cadamuro fue topándose con movimientos dentro de la Fiscalía de Instrucción que preside, por poco tiempo más, José Raúl Almeida.
Es que el fiscal está en edad de jubilarse y esperaba que la causa sea lo suficientemente voluminosa como para apartarse y dejarle el resto de la instrucción penal preparatoria a su sucesor. Lo logró porque la causa acumula más de 10 cuerpos y 2300 fojas.
Pero al retiro del fiscal, que podría operar el breve, se le suma la renuncia de quien era ayudante fiscal al comienzo de la causa y el movimiento dentro de la Secretaría Viviana Cuadrado.
Raúl Peralta, por caso, dejó su cargo como prosecretario y fue ascendido a Ayudante Fiscal y su lugar fue ocupado por Nicolás Alisio, pero que viene a “préstamo” durante tres meses.
Todos estos movimientos no suponen ningún riesgo procesal, pero sin dudas inquietan al entorno de Maru Cadamuro que quieren que la causa llegue a buen puerto
Para “meter” preso a Jeremías Sanz, en los primeros días de abril, el fiscal Almeida redactó un decreto de prisión preventiva de 250 fojas e incluyó en él cuando menos 40 testimonios que incriminaban al joven con la desaparición de su madre.
Ahora tiene que hacer lo mismo, aunque con el nuevo delito que le imputan: homicidio doblemente calificado por el vínculo y por violencia de género y agravado por el uso de arma de fuego.
Desde la aparición del cadáver de Maru, el fiscal reunió toda la prueba científica (química, fotografía, medicina forense, balística, planimetría) y también añadió nuevos testimonios (alrededor de diez) que aportaron novedad en la causa.
“Hemos hallado elementos contundentes que tienden a confirmar la hipótesis delictiva que maneja el fiscal”, graficó la fuente judicial consultada por este semanario.
Sin embargo, fueron cautos a la hora de revelar cuáles serían esos elementos, pero sí lo saben los abogados de la defensa y de la querella.
Por ese motivo, el abogado Julio Secondi, que defiende los intereses del marido de Cadamuro, Pedro García, reforzó: “La prueba incorporada por la prolijidad, por el volumen, y por la entidad nos permitieron corroborar la postura investigativa de esta Fiscalía”.
En problemas
Lo que sí se confirmó fue que Sanz mandó a lavar su camioneta VW Amarok al día siguiente de la desaparición de su madre. Es la razón por la que no quedó vestigio suficiente para levantar tras la prueba de luminol y poder determinar grupo sanguíneo y factor.
También se confirmó que de algunos objetos hallados en la escena del crimen podrían extraerse patrones genéticos y, por ese motivo, se dio intervención a genética forense. Si se encontrase en esos objetos un patrón de ADN diferente al de María Eugenia se lo cotejará con el patrón de los cinco sospechosos que tiene la causa.
Las pericias: clave
Con esas pericias se busca definir un patrón de conducta y, paralelamente, saber si el imputado comprendió la criminalidad de sus actos. Más allá de lo que la gente común pueda pensar, no es fácil ni simple demostrar que uno tiene una alteración mental que le impide comprender la criminalidad de sus actos.
“Lo que sé es que ejerceré todos los controles, con los peritos que hemos nombrado para definir el camino que hemos venido buscando que es encontrar la verdad real y, a partir de esto, la extensión de todos los que pudieron estar involucrados, de una manera u otra, ya sea en la comisión del ilícito como en el ocultamiento del cuerpo”, señaló Secondi sobre la instancia que arrancará el primero de agosto.
La causa sigue firme y el imputado cada vez parece más comprometido por las pruebas que acumula en contra.
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