¿Sólo se puede emplear el humor cuando las cosas van sobre ruedas? Eso es fácil; el reto es tomárselas con “soda” cuando son adversas. ¿Se puede? Algunos testimonios de vida muestran que se puede intentar.
Ciertas investigaciones aseguran que quienes aplican el sentido del humor a sus situaciones cotidianas son más inteligentes, y hasta más atractivos para los demás. ¿Será cierto? La psicóloga Gabriela Corthey considera que reír con otros ayuda a mantener vínculos y regular emociones. “Además libera dopamina, serotonina y endorfinas en el cerebro, generando placer y reduciendo el estrés. El humor -apunta- contrarresta los problemas porque incluye la capacidad de reírse de uno mismo”. Pero subraya que cultivar el sentido del humor no significa que despreocuparse de la realidad y responsabilidades: “Al contrario: el sentido del humor es una herramienta de la inteligencia emocional que bien utilizada nos puede ayudar a la hora de afrontar y superar problemas”.
Decíamos que el reto es tomarse la vida con humor cuando se pone difícil o nos enfrenta a situaciones dolorosas. ¿Se podrá? Veamos el testimonio de Lucila Cano Jordán (66). Viuda antes de los 50, nos habla del humor que su familia le pone al recuerdo de su marido: “Una noche un médico amigo me dijo: Carlos se muere en menos de un mes. Y así fue. Él nunca lo supo. Después de 30 años de casados y 3 de novios me quedé sola; justo cuando podíamos empezar a disfrutar más. Pero -aclara- así es la vida. Nadie se muere en la víspera. Por eso disfruto de mis hijos y nietos y vivo la vida lo mejor posible”. Lucila añade que el humor es el principal ingrediente en sus vidas: “En mi familia el humor negro es total. El último día del padre, mi hija mayor hizo un video divino, y la más chica le preguntó: ¿Tendrá señal arriba? Cualquier acontecimiento, aún grave, con humor es más llevadero. Ponerle humor a los recuerdos y reírnos por situaciones vividas hace que esa persona siga presente. Muchos creen que sólo hay que sufrir...Yo pienso que hay un tiempo para llorar y un tiempo para reírse”.
Patricia Yamati (56) también cree que aún las cosas más dolorosas pueden tomarse con algo de humor. Con un hijo cuadripléjico desde chiquito, Patricia se tiene que operar de la columna porque sufre fuertes dolores, y le suspendieron la intervención… ¡por tercera vez! Sin embargo, se ríe de sus desventuras: “Dentro de lo posible, todo hay que tomarlo con humor. Si no, no resistís. Para mi familia es fundamental; tratamos de tomarnos los contratiempos a la risa. Usamos mucho el humor ácido. Nos sirvió mucho para sobrellevar las cosas que nos pasaron”.
Sal y pimienta
Sergio Cabuchi (54) nos da su opinión: “Creo que no hay que tomarse la vida tan en serio. El humor ayuda a descomprimir. A veces, de un mal momento, se puede salir con un toque de humor inteligente; respetuoso. Me he caído y quedado en el piso sin poder levantarme de la tentación. Cómo será de importante el humor, que hasta en los velorios se cuentan chistes aunque alguien esté sufriendo una pérdida irreparable”, analiza.
La pregunta casi obligada es si la experiencia es la que enseña a tomarse la vida menos seriamente. Parece que no. Luis Segura (25) dice: “El humor es la pimienta y sal de cada día. A veces -dice- se corre el riesgo de complicar lo que nos sucede; hasta la muerte misma a veces. A muchos les molesta: “Vos no te tomas nada en serio”, te dicen. Lo escucho a diario. Pero qué lindo que es al final del día decir: me reí tanto; hasta de los bajones”.
¿Será cuestión de actitud? Yanet Arlla (52) estima que es una decisión: “A veces dramatizamos demasiado cuestiones de solución rápida y efectiva porque estar angustiados o lamentándonos parece lo normal. Por eso pienso que es muy importante incorporar el humor a nuestra vida. Esta decisión me llegó teniendo presente que la vida no es eterna y que si aplicamos la resiliencia podemos sonreír a pesar de las cosas que nos pasan”.
Por su parte, Carlos Alberto Sella (65) cree que cada uno expresa el humor a su manera. “Para muchos -dice- puede ser una filosofía de vida. El humor puede ser un elemento para crecer; un estímulo, o, como dice un amigo, una salida”.
Finalmente, desde sus jóvenes 25 años, Luis Segura resume: “La ley de la atracción es cierta y se cumple al pie de la letra: pensamiento positivo atrae pensamiento positivo; pensamiento negativo atrae pensamiento negativo. El humor -concluye- es una forma de pensar en positivo”.
¿Entonces? ¿Cuestión de actitud? ¿Decisión? ¿Genes? ¿Educación? Cada uno saque sus conclusiones, pero tomemos en cuenta que algunos filósofos antiguos consideraban al humor como una suerte de catarsis; o sea, de efecto liberador.
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A la vida, ¿hay que tomársela tan en serio?

Claudio Minoldo
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