Las actuaciones se iniciaron por denuncias de vecinos, que procesó primero el propio municipio, para dar luego intervención a la Unidad Judicial, que a su vez convocó a la Patrulla Ambiental para ingresar a la vivienda. Eso permitió el ingreso al lugar, ya que un primer intento del municipio en ese sentido fue bloqueado.
Se constató que en la casa vivía un matrimonio, con 24 perros y 12 gatos, en un ambiente con evidentes falta de higiene, y con varios de los animales atados y mal alimentados.
En consecuencia, y por aplicación de la Ley Sarmiento (contra el maltrato animal), se secuestraron 11 perros, que fueron derivados al refugio municipal, y también 7 gatos, ubicados en distintas veterinarias para evaluar su estado de salud. En ambos casos, las mascotas se darán en adopción.

La intervención municipal fue con un equipo multidisciplinario, donde participaron psicólogo y asistente social, considerando que la acumulación de tantas mascotas puede responder a conductas patológicas.
Julieta Ambrosig, de Salvando Huellas, señaló sobre el caso: "Se les transformó en un hábito eso de ingresar animales a la vivienda pensando que los podían ayudar, pero se convirtió en algo que es todo lo contrario".
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