No debe haber cosa más hermosa que recibir paga por hacer algo que a uno le apasiona, se trate de la profesión de que se trate. Y quienes nos hemos abrazado a la profesión de “periodista” sabemos eso de sobra, aunque la paga no siempre está a la altura de las expectativas que uno tiene (pero ésa es otra discusión).
Nos pagan por hacer lo que nos da un inmenso placer: ser nexo entre lo que pasa y ustedes. Nos pagan por contarles cosas, por mostrarles realidades, por señalar problemas, por denunciar cosas que están mal, por contar lindas historias de vecinos que dejan huella, por contar epopeyas de gente noble, solidaria, gente comprometida con el cambio.
Y, al menos, quienes hacemos Primer Día (mi familia, Adriana Felici, Marianela Tabbia) lo hacemos con una enorme honestidad intelectual y emocional. Ponemos la mente y, muchas veces, el cuerpo en cada entrevista, en cada cobertura, en cada idea que discutimos semana a semana sobre lo que les será de utilidad, entretenimiento, reflexión. Menos el horóscopo, todo es materia de sana discusión.
En nuestra (no tan) humilde opinión, el éxito de nuestra edición semanal radica no sólo en la gratuidad del producto sino en que proponemos un mosaico de temas que les permiten a ustedes, lectores, tener un panorama amplio de lo que pasa sobre muchos temas.
Claro que en nuestra agenda, hay temas que ganan mayor protagonismo siempre: el ambiente, la salud, la inclusión social, la discapacidad, la igualdad de género, la violencia familiar, temas que nos interpelan desde lo humano y, creemos, tienen que interpelarnos a todos como comunidad.
Quisiéramos estar en todos lados y contar todo, pero además de comunicadores tenemos familias, esposas, esposos, hijos, amigos, y un sinfín de relaciones que atender. Pero amamos lo que hacemos y, mientras ustedes lo dispongan, aquí estaremos para informar.
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