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Ignacio Aguirre: cómo es el hombre detrás de Aces

Por: Adriana Felici (Periodista - directora sección En Familia)

Nuevo desafío: pincelar la vida de otro “famoso”: el bioquímico Ignacio Aguirre (63), artífice de Aces, Adolescentes contra el Sida. Casado hace 37 años con la ginecóloga Marta Echarri, y papá de “la Coti”; está a punto de debutar como abuelo. Acostumbrados a verlo rodeado de chicos, usando la remera con el logo de Aces, no todos conocen la otra cara de quien hace 25 años, cuando se empezó a conocer la enfermedad, se dijo: “Tengo que hacer algo”. “Las organizaciones que trabajan en VIH tuvieron un disparador emocional. Aces no fue la excepción: un amigo muy querido murió de sida. Como tantos en aquellos tiempos -y desgraciadamente sigue sucediendo- pensaba que el sida era patrimonio de minorías recortadas. Mi amigo no entraba en esas categorías. Entonces me puse a leer y me di cuenta qué equivocado estaba”.
Muchos le dicen que fue generoso. “Siempre digo que fui bastante egoísta. Ese año leo una frase que me conecta con el horror: en los años por venir occidente va a asistir a la africanización de la epidemia. Significaba -explica- que se iban a infectar, enfermar y morir fundamentalmente mujeres jóvenes, que iban a dejar muchos niños infectados. En ese momento viene mi hija, de 5 años, me agarra el brazo para jugar, me la quedo mirando y me dije: Tengo que hacer algo para que cuando crezca no haya un solo caso de sida en Jesús María. Ella fue mi motor; no he sido tan generoso”.

El profe
En sus 30 años como profesor del Sarmiento, conversaba mucho con sus alumnos: “Les hablaba de consumo de sustancias, embarazos…”. ¿Calaron sus consejos? Para muestra, una anécdota: un chico se lo encuentra en la calle: “¡Cómo anda mi profe de química…! Nunca voy a olvidar ese consejo que me diste…”  Nacho le contestó: “Qué maravilla que te acuerdes del consejo que te di y no qué materia daba… Nunca di química; fui tu profe de física”.
Hoy, ya jubilado, reflexiona: “La materia que te toca dar es un accidente. Lo que les vamos a dejar tiene mucho más que ver con lo humano”. El día que les dijo a los chicos que se jubilaba fue “raro”: “Es brutal; te llega una carta que dice: desde mañana no entrás más. Cuando les dije ésta fue nuestra última clase… ver llorar a las chicas me conmovió, pero ver llorar a los chicos fue tremendo. Fue raro: tenía tristeza, y al mismo tiempo decía qué bueno que uno se vaya cuando quieren que te quedes”. Convencido de que un docente puede sembrar valores, narra: “Que un chico te diga que apruebes al compañero; total va a estudiar abogacía. Y decirle: bueno, ¿qué nota le pongo? Ponele un 9 así aprueba. ¿Te parece bien que él tenga el mismo premio que vos que estudiaste todo el año? Esas son cosas que dejan huellas positivas”.

Aces
Hace 25 años que Aces difunde cómo protegerse del sida. No todos los colegios aceptan. “Para hablar de sida hay que hablar de sexualidad. Pero es un costo demasiado alto esperar que los chicos se infecten o tengan un embarazo para reconocer que tienen sexo”. ¿Conforme con los resultados? “No sé si lo logré salvar a alguien; si algún chico utilizó preservativo porque nos escuchó  -dice apenado-. Pero hay cosas que me dan la pauta de que lo que hicimos sirvió”.
¿Qué se puede hacer? “Mucho. ¿Cuántos padres darían la vida por meterse adentro de sus hijos y sacarles el virus? No pueden; pero podemos evitar que el HIV entre. En 2006 el 13% de los embarazos del país eran de adolescentes; hoy tenemos la misma cifra, con el agravante de que seguramente son muchas más las chicas que toman la pastilla del día después o recurren al aborto químico. Esto demuestra que no se cuidan”.
Dice que si los padres no pueden hablar con sus hijos, deberían presionar a las autoridades escolares para que reciban educación sexual. “Sé por experiencia propia que es difícil hablarles de sexualidad, pero no hacerlo es ponerse del lado del problema y no de la solución. Es tomar la postura del avestruz. Hoy, el 80% de las chicas de 15 años debutó sexualmente. Quizá -considera- se necesita más educar a los padres que a los chicos”.
En este cuarto de siglo por Aces pasaron más de 3000 chicos. En su trayectoria la ONG recibió premios, y acaba de ser aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados de la Nación declararla de interés nacional.
Nacho confiesa que a veces siente impotencia por no encontrar todos los caminos posibles para llegar a los chicos. “Pero, como le dijo San Martín a Pueyrredón, si hacemos lo imprescindible probablemente logremos cosas que parecen imposibles. Quizá el sueño de llegar a cada chico es imposible, pero es imprescindible intentarlo”.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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