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Los Fagetti/Giraudo volvieron a casa, 14 meses después

Su vivienda de barrio Las Vertientes estuvo peligrosamente cerca de caerse el 3 de marzo de 2015. La reconstrucción demandó 14 meses.

Cuando Ricardo Fagetti y su esposa Silvana Giraudo se mudaron -hace cuatro años y dos meses al 556 de la calle Cerro Aconcagua de barrio Las Vertientes- pensaron que su periplo viajero al fin había terminado. Es que el matrimonio, junto a sus tres hijos, Romina, Pablo Y Camila, habían hecho ¡21 mudanzas! antes de ésa.
Silvana, arquitecta, la había diseñado y Ricardo, ingeniero, se encargó de las fundaciones, tras darse cuenta de que no se trataba de suelo firme y con la sospecha de que estaban construyendo sobre tierra de relleno.
Por eso, mientras Silvana refunfuñaba porque la plata se les iba en lo que estaba enterrado y había que levantar la casa, Ricardo hacía colocar pozos romanos por todos lados. Sin esa previsión, la casa no hubiese resistido el embate del agua durante el inovidable 3 de marzo de 2015. De hecho, la casa del lado que habitaban Néstor Dalla Costa y Katy Bainotti se partió por la mitad y se desplomó. La mitad que sigue en pie sigue allí como un testimonio de la furia que nos mostró la naturaleza hace 15 meses.
Y desde ese 3 de marzo hasta hace pocos días, los Fagetti/Giraudo estuvieron viviendo en otro lado y durante 14 meses se abocaron a la reconstrucción de la casa. Ni un día más ni uno menos: 14 meses estuvieron de angustia en angustia, resignando horas de trabajo (e ingresos), y tratando de salvar esa casa e invirtiendo una suma importantísima a la par que gestionaban alguna ayuda del Estado.
Por eso, el momento del regreso fue vivido con mucha emotividad por la familia. No hubo lágrimas, pero corrió algo por los cuerpos, latió fuerte en el corazón, los obligó a la sonrisa, les devolvió la tranquilidad que perdieron durante un tiempo, los puso sobre su eje y los obligó a la reflexión.
Lo más asombroso de todo es que ¡no están enojados con lo que les pasó!. Al contrario, lo tomaron como un enorme aprendizaje y sacaron todo lo positivo que les dejó. Desde ese primer día cuando decenas de manos y brazos anónimos les ayudaron a voltear paredes, mover autos, organizar la partida. Pasando por la enorme generosidad de un matrimonio que les cedió sin cobrarles un centavo un cómodo lugar donde alojarse durante los 14 meses. Y los cientos de llamadas, mails, mensajes que fueron receptando de conocidos, desconocidos, familiares, amigos, y gente solidaria, muy solidaria.
“Había mucha duda sobre lo que iba a pasar desde ese momento en adelante, si los compromisos de la provincia y el municipio se iban a cumplir, después llegó lo del impuesto al río y se siguió avanzando en la defensa de riberas que era lo fundamental. Pero fueron meses muy duros los que vivimos”, comenzó diciendo Ricardo.
Y añadió Silvana: “Fue una situación extraña en el contexto de nuestra vida familiar. En 24 horas, pasamos a un estado de vulnerabilidad porque habíamos perdido el control de todo. La experiencia que rescatamos y que es en absoluto la más fuerte que hemos vivido es que te pueden pasar muchas cosas, pero el hombre es maravilloso porque la comunidad nos dio una respuesta asombrosa a través de mil matices distintos, desde quienes nos prestaron un depósito, o nos prestaron un departamento, incluso sin conocernos. Nos asistieron de mil maneras. Hoy estamos en el mismo lugar donde estábamos, pero nosotros somos distintos”.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

1 comentario:

  1. Querida Prima, me llena de alegría que ya estén de nuevo en casa y te felicito por la fortaleza que siempre has mostrado hacia la vida y el ejemplo que son como familia. El mayor de los deseos de paz, armonía y amor para todos. David Giraudo

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