Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)
Organizarse para sacarles una sonrisa a los niños es el objetivo general. En el medio varios objetivos específicos: que el piberío no esté en la calle, estimular el deporte, cambiar la falsa idea de que entre barrios sólo puede haber conflicto. Todo eso se incluye en el proyecto de fútbol infantil organizado desde los vecinos para los vecinos. Una vez al mes, niños de diversas zonas populares de Jesús María se juntan con una mirada cooperativa a jugar al fútbol. “Queremos transmitirles otro mensaje a los chicos, que no sólo pasen el tiempo en la calle”, dice Leonardo Acuña (33), una de las almas impulsoras de esta propuesta.
Unir los barrios

Esta será la cuarta vez en el año que cientos de pequeños harán rodar la pelota en el marco de esta propuesta. Las ediciones anteriores tuvieron lugar en barrio La Costanera, IPV y en Sierras y Parques. “Surgió por un grupo de amigos que creíamos que había que unir a los barrios”, explica Leonardo. Y recuerda: “Muchas veces queda la idea que entre los chicos de los barrios sólo hay disputas y eso no es así”. Unos quince equipos con diez niños cada uno que ya han participado de esta dinámica del deporte popular contradicen esa idea a la que Leonardo y sus amigos buscan contrarrestar.
Más que fútbol
La iniciativa incluye a “muchos chicos que no participan en la Liga Colón, porque no da la plata o por otras cuestiones”. En el torneo cada equipo paga 150 pesos que luego servirán para financiar trofeos. Al margen de ese gasto mínimo, cada colectivo se organiza para conseguir remeras, entrenarse y contar con un alimento el día de los partidos. “Yo entreno a los chicos dos veces por semana, lo hacemos muy a pulmón”, aclara el joven del barrio Güemes.
En esta línea organizativa, Leonardo quedó a cargo de organizar esta edición y quiere darle una nueva vuelta a la cosa, junto a Gisela, su esposa. “Vamos a tratar de armar algo para comer, unos choripanes, para invitar al resto de los barrios y que eso se repita en cada barrio”, explica acerca de esa especie de tercer tiempo que quiere implementar.
“Yo tuve la oportunidad de jugar al fútbol en algunos clubes y hay cosas que aprendí que me parece sirven para mejorar la vida de los chicos”, comparte. Leonardo está convencido de que lo que está gestando es mucho más que patear un par de gajos de cuero. Sabe que no cuenta con muchos recursos, pero le saca el jugo a cada espacio verde, a cada pelota, a cada minuto con los niños. “Si pueden estar entrenando un rato en vez de estar tirados en la esquina, mucho mejor, y eso es lo que tratamos de hacer, de mostrarles otro camino, de que tengan un entretenimiento sano entre tantas cosas complicadas que pasan”, reflexiona desde su saber cotidiano.
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