El botón de muestra para el absurdo en los recortes en el servicio de comedor Paicor lo representaron los gemelos Lucas y Lautaro Ludueña que cursan su sexto grado en la escuela Coronel Pringles de Sinsacate: Lautaro había quedado fuera del padrón; su hermano Lucas, dentro.
Aduciendo un “error de sistema” el pasado lunes se comunicó a las autoridades de la escuela que se había resuelto favorablemente el caso de los gemelos y de otras familias en donde hermanos habían quedado dentro y fuera del padrón.
Pese a que la directora de la institución, Leticia Vílchez, concurrió al cónclave con autoridades del Paicor acompañada por el legislador provincial Carlos Ciprián y por la presidenta de la delegación Jesús María del Colegio de Abogados, Gabriela Mira, no obtuvieron una respuesta favorable para la inclusión de 40 alumnos -sobre un padrón de 130- que quedaron fuera desde este año.
Esos alumnos estaban dentro del programa por la jornada extendida con que cuenta la escuela desde 2006 y por numerosas razones más, entre ellas, la unificación de un menú proporcionado nutricionalmente que les hacía permanecer atentos durante más tiempo y les bajaba los niveles de irritación.
Es probable que muchos de esos alumnos no precisaran del servicio de comedor porque sus padres no tienen problemas económicos, pero al quedar ahora fuera del comedor les restan 40 minutos para lograr que sus padres les alcancen algo nutritivo para almorzar antes de retornar a clases.
También se conoció que los alumnos del IPEA 217, el secundario con que cuenta la localidad, escribieron cartas que también se hicieron llegar a Paicor en donde se relata por qué necesitan del servicio del comedor. Hubo testimonios, en esas cartas, de alumnos que han dejado de recibir un alimento que tampoco reciben en sus casas y sobre lo feo que resulta ir a clases con el estómago vacío.
“Tendrían que organizarse como en una casa de familia donde lo que menos se recorta es en la comida. Hay que controlar a los proveedores y la sobrefacturación, pero también deberían pagar en tiempo y forma”, reflexionó Vílchez sobre la situación.
La escuela Pringles con un combo de servicios -Paicor, psicopedagoga, apoyo escolar, jornada extendida- logró frenar el índice de repitencia y sobreedad. Eso pareció no contar.
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