La mayoría de los privados que pretenden habilitación para sus loteos están ubicados sobre la margen del río Jesús María.
Sobre el noroeste de Jesús María, más de un centenar de lotes que pertenecen a particulares siguen sin habilitación, aunque en muchas de esas parcelas hay familias viviendo desde hace tiempo. En lo formal, significa que la escrituración de esos terrenos se demorará más tiempo que el sugerido cuando se firmó el boleto de compra-venta.
Entre las causas de la demora para obtener la habilitación, se encuentra la drástica modificación de la línea de ribera que operó en la ciudad tras las inundaciones del 15 de febrero y del 3 de marzo de 2015. Eso obligó al municipio a demorar los trámites de habilitación hasta tanto la autoridad de aplicación sobre el río, Recursos Hídricos, resuelva una nueva línea de ribera y en qué condiciones autorizará esos loteos.
Una vez que demarcó la nueva línea de ribera, la repartición provincial exigió a los loteadores que estabilicen las márgenes de su loteo mediante obra de engavionado. Además, les hizo dejar una faja de espacio verde en el sector colindante con el río, como margen de protección adicional. Esta nueva línea de ribera sistematizada hizo también que cambiaran las superficies y plano de mensura de cada loteo y, por ende, los tiempos del proceso de habilitación definitivo.
Pero la Municipalidad quiere ir un poco más allá porque considera que la demarcación de la línea de ribera no es parámetro suficiente para decidir cómo se autorizarán loteos en el futuro. “Estamos pensando en hacer un estudio integral de toda la cuenca del río Jesús María que incluya estudios geomorfológicos, hidrológicos, hidráulicos y hasta geotécnicos. Ese estudio debe contemplar también las obras de engavionado que ya existen y las que están proyectadas para poder diagramar así un mapa de riesgo real de la ciudad tanto para crecientes normales, severas e históricas o extraordinarias”, señaló la titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Mariana Kinen.
La funcionaria advirtió que para los nuevos loteadores, las exigencias serán más estrictas que en el pasado. Desde las inundaciones, además, se solicita cálculo de escurrimiento superficial, y obras de retardo o evacuación de excedentes pluviales para no modificar la situación actual del loteo y verificar los límites de no inundabilidad.
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