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Fotos sociales antiguas desataron una catarata de emociones y ayudaron a La Casa de Matías

Una hermosa propuesta surgió de la fotógrafa Fernanda Gerardi que puso a la venta alrededor de tres mil fotografías antiguas con fin solidario.

Durante el fin de semana pasado en la plaza Pío León y el 25 de mayo en la plaza San Martín, centenares de vecinos se congregaron a bucear en sus recuerdos y a entregarse a la emoción de saberse inmortalizado en una foto antigua.
Por algún extraño designio, alrededor de tres mil fotos aguardaban su momento de ser rescatadas de la antigua casa de fotos de la familia Gerardi.
Había fotos de 50 años de antigüedad, perfectamente conservadas, sin una muestra de deterioro ni del paso del tiempo. No sólo parecía una demostración de la calidad de los materiales con los que se trabajaba hace mucho tiempo sino de la resistencia de las propias fotos y de sus protagonistas a desaparecer.
Y con la sabiduría propia de quienes tienen un buen corazón, Fernanda Gerardi decidió subastar todas esas fotos sociales antiguas y que la totalidad de los beneficios fuesen a parar a La Casa de Matías,
Casamientos, bautismos, desfiles de 25 de mayo y 9 de julio, aniversarios de clubes, promesas scouts, y eventos sociales de todo tipo se desparramaron en cajas y esteras en busca de sus protagonistas.
Mucha gente hurgaba nerviosa en las cajas o buscaba en las esteras hasta encontrarse y soltar alguna lágrima o esbozar una sonrisa enorme. Muchas de esas fotos eran en blanco y negro, en papel mate, y sacadas con cámaras con rollo. De hecho, si uno estaba atento podía seguir la evolución de la fotografía en la calidad de los enfoques, en la iluminación y, claramente, en la aparición del color.
“La idea de subastar las fotos y de ayudar me apareció de manera automática porque ayudar siempre te alimenta el alma. Estoy muy contenta por cómo la gente se enganchó en venir y colaborar. Hubo muchas emociones como el de una señora que encontró a su papá en una foto de deportes y vimos muchas lágrimas de emoción”, señaló Fernanda Gerardi visiblemente conmovida.
Idéntico asombro tuvo Roxana Rodríguez, de la Casa de Matías, por la adhesión: “Fue una idea maravillosa y, aunque le habíamos puesto un precio simbólico de 10 pesos a cada fotos, cuando la gente se enteraba la finalidad que tenía nos dejaba mucho más”.
Con el dinero recaudado, Roxana piensa cerrar y techar una galería que suele ser la más utilizada por los pequeños de la casa para jugar. El problema es que al estar abierta resulta imposible de utilizar cuando apremia el frío. Esta subasta solidaria contribuyó enormemente a que ese objetivo se cumpla.
El de la familia Gerardi fue un gesto que movilizó los sentimientos de gran parte de la comunidad, a partir de unas fotos que esperaban mejor destino en unas cajas. Y dio una mano a quienes más lo necesitan.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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