Especialistas indican inconsistencias en el EIA |
Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)
En Sierras Chicas aumenta la preocupación por la posible instalación de un dique en el río Carapé. Los vecinos, nucleados en la Mesa de Agua y Ambiente de La Granja, reclamaron que la audiencia pública fijada para el 13 de junio en torno a este proyecto se realice en Ascochinga y no en Jesús María como está pautado. Además, técnicos universitarios presentaron un informe que da cuenta de la falta de información científica que tiene el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) publicado por la Provincia en torno a la futura obra.
Prioridades. El proyecto de obra en El Carapé es impulsado por la Provincia dentro de un plan que busca regular las crecidas de los ríos que afectan la zona baja (Jesús María). Este embalse tendrá 17 metros de altura y 104 de longitud, y afectará unas veinte hectáreas, incluidas parte de la reserva natural de Ascochinga. Desde que se anoticiaron, los vecinos de La Granja y alrededores comenzaron a indagar acerca del posible impacto ambiental sobre una de las pocas reservas de bosque que queda en la zona.
Reuniones con técnicos de la Provincia y consultas a profesionales independientes dejaron una visión negativa acerca del proyecto. Julio Ortega, de la Mesa de Agua, apuntó que “lo visto hasta ahora demuestra que hay una gran celeridad por avanzar con esto, de forma caprichosa” y de fondo “parece que sólo se prima el interés de algunos sectores de Jesús María”.
Desde el colectivo ambiental denuncian que mientras en la zona media y baja, “no se realiza un reordenamiento urbano ni se modifican prácticas productivas agrícolas, se afecta el poco bosque que queda arriba”. Ortega pone como ejemplo de los intereses que defiende la Provincia, que “la audiencia pública para analizar la obra se va a hacer en la Sociedad Rural de Jesús María, cuando la zona que se va a afectar está ubicada a treinta kilómetros de allí”. Ortega junto a otros dos vecinos presentó una nota ante el ministro de Agua y Ambiente de la Provincia, Fabián López, para que esta audiencia sea relocalizada en Ascochinga.
Otro pedido al ministro surgió de parte de Parques Nacionales, ya que el emprendimiento se emplazaría en su totalidad en la reserva de Ascochinga, afectando en toda su área de influencia cerca de 200 hectáreas. Desde PN ya habían manifestado desconocer el proyecto a emplazarse en una zona donde la fauna y la flora autóctona tienen una protección extrema, y en esa línea solicitaron a la Provincia conocer detalles del plan, del que se anoticiaron a través de los medios de comunicación.
Especialistas indican inconsistencias en el EIA |
Inconsistencias. Preocupados por la afectación del ambiente, los vecinos de La Granja consultaron a técnicos y especialistas para que analizaran el futuro dique. Firmado por Melisa Giorgis, Daniel Renison, Ana Cingolani, Jorge Strelin, Federico Kopta, Diego Gurvich y Juan M. Rodríguez un documento deja al descubierto las falencias del Estudio de Impacto Ambiental de este emprendimiento encargado por la Provincia. Los investigadores que integran equipos de la UNC, Conicet, Instituto Antártico, entre otros, señalan que “lo primero que se visualiza es la falta de datos y la caracterización precisa del sistema tanto en términos geomorfológicos, hidrológicos y biológicos y sociales”.
El EIA también “carece de datos a campo sobre el comportamiento del caudal del río”, ya que sólo se hace referencia a “una única medición realizada el 11 de noviembre de 2015” y “para caracterizar el suelo se realizó una sola transecta a ambos lados de donde se ubicaría el paredón del dique”. Más grave aún, “muchas de las observaciones a partir de las cuales se extrapolan conclusiones generales, se realizan en base a dos ‘recorridas’”. El EIA reconoce que se deben ampliar datos pero a pesar de eso concluye que “el saldo ambiental del proyecto resulta positivo”.
Por último, los investigadores ejemplifican planes integrales de manejo de cuencas, y la tendencia a de-construir diques por sus negativos impactos ambientales y sociales. “Maximizar la protección de las cuencas de captación con especial énfasis en la protección de sus riberas, ha sido la mejor estrategia de manejo para garantizar agua en la temporada seca, una mejor regulación de las crecidas y buena calidad de agua para el consumo”, rematan.
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