Los Centros Educativos Fray Mamerto Esquiú, Capitán de Fragata Pedro Giachino, IPEM 272 Domingo Faustino Sarmiento y Gendarmería Nacional nos contaron cómo utilizaron las utilidades festivaleras en los últimos años.
La ceremonia pública consiste en la entrega de un cheque a cada escuela con las ganancias del año. Después, puertas adentro, cada cooperadora escolar decide en forma conjunta con los directivos cuál es la mejor forma de invertir esas ganancias.
Y cada escuela, lo decide en función de su realidad, de sus necesidades, y de lo que entienden en la comunidad educativa que hay que hacer con ese dinero “extra” que se recibe.

La escuela rural del paraje Santa Teresa es la más pequeña de las escuelas socias, sus alumnos no pasan de los 20, y allí las inversiones de los últimos años fueron notorias. Televisor Led, DVD, computadora para la docente, equipo de sonido para 4 micrófonos, heladera, cocina, microondas, pava eléctrica, termotanque, renovación completa para los baños. El año pasado, se inauguró una plaza para que jueguen los niños fuera del horario escolar, ya que no tenían otros espacios de esparcimiento. Además, todos los años se les paga el viaje de egresados a los alumnos de 6º.
“Si algo caracteriza a esta cooperadora es el espíritu solidario, es el estar presente, es el decir ‘¡acá estamos!’. Somos la única escuela rural que pertenece al festival, ¡somos los mimados!”, resume Guillermina Romanutti, su directora.

Por otra parte, la escuela Pedro Giachino tiene una realidad diferente porque la mayoría de su alumnado proviene de sectores vulnerables. Entonces, la escuela invierte más en actividades recreativas y en viajes educativos. En la escuela, viajan de primero a sexto grado a cuanto lugar pueden y para muchos de esos niños resulta su primera experiencia de viaje. También financian toda la fiesta del día del estudiante y la fiesta de los egresados en la que se entrega una medalla. Y también se compra mucho material didáctico, material para las materias especiales, mobiliario y se equipa el comedor del Paicor todo lo que se puede. Y, recientemente, se equipó el patio con juegos, además de haber pintado todo el colegio.
La primaria más grande de Jesús María, la escuela Gendarmería Nacional tuvo que afrontar con fondos del Festival un hecho de vandalismo que les destruyó por completo el gimnasio durante el receso de invierno de 2014. Hubo que pintarlo, colocar nueva iluminación, reforzar las aberturas y cambiar un portón de acceso. A raíz de ese hecho, instalaron 14 cámaras de seguridad que se pueden monitorear desde afuera del colegio. Paralelamente, invirtieron en la remodelación del salón de actos. Y la mejora más notoria fue la colocación de equipos de frío/calor en cada una de las aulas. Todo eso se financió con dinero del Festival. “No todo es gastar por gastar nomás. Tenemos en claro que la palabra de estos tiempos es ‘gestión’, pero somos conscientes de que contamos con ese dinero para afrontar aquello que no puede demorarse, lo que hay que hacer sí o sí y no espera los tiempos del Estado”, resume el tesorero de la cooperadora, Mario Gavilán.
Finalmente, el IPEM 272 Domingo Faustino Sarmiento tiene 1200 alumnos y viene recibiendo generosos cheques. Pero al ser la más grande es la que más gastos en manutención demanda. No es lo mismo un baño que usan 20 alumnos que uno que usan 1200.


Silvia Rigo, vicedirectora de la institución, aporta: “Para los chicos es importante aprender en un ambiente agradable y, por eso, destinamos mucho al mantenimiento de esos espacios”. Este año, antes de comenzar las clases, se arreglaron diez aulas de planta baja y el año pasado le tocó a una cantidad similar en el primer piso. Además, se pintó todo el patio -que es enorme- y se amplió la biblioteca. Además, se compraron dos proyectores nuevos, una pizarra digital, y se equipó todo el gabinete de Ciencias Naturales. Pero el colegio también participa de otros proyectos que también financia su cooperadora como olimpíadas de matemáticas, parlamento del Mercosur, OAJNU (Naciones Unidas para jóvenes) y se hacen cargo de los festejos del Día del Estudiante y aportan también para las intertribus.
Gracias a esa “yapa” que 20 escuelas reciben todos los años, las escuelas lucen íntegras y cálidas para el alumnado. En ellas, aprender es más fácil porque siempre se puede invertir un dinero en algo extra. Aunque sepamos que el edificio no es todo en el proceso de aprender.
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