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Cinco cosas que aprendes al moverte en bicicleta

Fuente: www.ciclosfera.com

Las ventajas de la bici son innumerables. Pero por mucho que ya te las hayan contado, algunas sólo las entiendes del todo cuando empiezas a moverte en bicicleta por tu ciudad.


  1. La bici engancha. El primer día te cuesta. El segundo, un poco menos. Y al tercero ya no recuerdas cómo pudiste sobrevivir tanto tiempo sin moverte en bicicleta. Está absolutamente comprobado: todo ciclista te dirá que la bici engancha y que no estaría dispuesto a renunciar, por nada del mundo, a su dosis diaria de pedales, libertad y aire fresco en la cara.
  2. La velocidad y el tiempo son relativos. Puede parecer que en bicicleta vas más lento que los vehículos a motor, pero la realidad es otra. Los semáforos provocan que la gran mayoría de esos coches que te adelantan se vean obligados a detenerse en el siguiente semáforo, donde la bici vuelve a ponerse por delante. Cuando se llega al destino, tú dejarás la bici cómodamente en la puerta. El conductor tendrá que buscar sitio para aparcar
  3. Las cuestas no son para tanto. Si en tu ciudad hay desniveles, ya habrás escuchado infinidad de veces que las bicicletas no están hechas para moverse por sus calles. De nuevo, falso. Aunque no tengas una gran forma física, al poco tiempo de empezar a usar la bici verás que las cuestas no son para tanto. Que puedes superarlas a tu ritmo, sin prisas. Y que detrás de cada una de ellas viene la recompensa en forma de cuesta abajo.
  4. Los problemas se airean. La actividad física libera endorfinas. O lo que es lo mismo, te generan una incomparable sensación de libertad. Es por eso que pedalear es incompatible con la tristeza o las preocupaciones. Por eso, subirte a la bici cada día se acabará convirtiendo en tu antidepresivo particular. Felicidad en estado puro.
  5. La bici une. Ya nunca volverás a ver al resto de ciclistas de la misma manera: ahora formas parte de un colectivo muy especial: ese cuyos miembros han apostado por convertir su ciudad en un sitio más amable y silencioso. Por eso no es extraño que los ciclistas urbanos se saluden entre ellos al cruzarse o detenerse en un semáforo. La bici saca lo mejor de ti.

Maneras de ahorrar siendo ciclista
Recicla y reutiliza. Comprarte una bici nueva está bien. La segunda mano es una gran opción. Pero existen pocas cosas más satisfactorias que recuperar aquella vieja bicicleta de tu abuelo y volverla a poner a rodar. Al fin y al cabo, conceptos como la reutilización y el reciclaje forman parte del ADN del ciclismo urbano.
Utiliza ropa de calle. Nunca nos cansaremos de decirlo: para ser ciclista urbano no hace falta disfrazarse de profesional y gastarse medio sueldo en caros complementos y ropa específica. Utiliza tus propias prendas. Y vístete siempre pensando en el destino, no en el trayecto. Porque moverse en bicicleta no implica necesariamente ser un fanático del deporte.
Asóciate con otros ciclistas. Tanto si te mueves sólo por la ciudad como si sales habitualmente a la carretera, la unión hace la fuerza. Cuantos más personas como tú conozcas, más posibilidades tendrás de encontrar en ellos cualquier cosa que puedas necesitar: desde talleres gratuitos a salidas en grupo con ofertas especiales de alojamiento.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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