¿Se imaginan un municipio donde cada compra y cada ingreso se visualice en tiempo real en una página web, donde se vea en tiempo real la ejecución del presupuesto, donde se puedan consultar las declaraciones juradas de cada uno de sus funcionarios? ¿Se imaginan un municipio que tenga aplicaciones para celulares desde donde monitorear lo que hacen los vehículos municipales, lo que hace el transporte público, dónde se puede estacionar en el centro, desde donde monitorear la calidad del aire y del agua?
Pues bien, no se imaginen disneylandia ni algún país escandinavo porque la experiencia que trajo esta semana Esteban Mirofsky es bien cercana, es de Bahía Blanca, un municipio que tiene diez veces el tamaño de Jesús María y, por tanto, diez veces su presupuesto, pero también tiene diez veces más voluntad política de transparentar la gestión, hacerla accesible a todo tipo de público, a los medios, y a los programadores.
Mirofski fue invitado a la ciudad por Luis Picat, quien a su vez le cursó invitación a través de la organizacion civil Comunidad Empresaria, pero no hubo ninguna referencia a su condición como candidato a la intendencia de Jesús María.
“Es un cambio en la forma de gestionar un gobierno, basado en tres premisas que son transparencia, participación ciudadana y colaboración entre instituciones a partir de la apertura de datos, es decir, de la información que generan los gobiernos. Cuando uno habla de gobierno abierto tiene que entender que comunica para tres sectores diferentes: uno es el vecino, después están los medios, y por último desarrolladores e investigadores. Las instituciones externas al municipio que se involucran en la gestión de un gobierno siempre aportan y legitiman esos procesos de apertura. En ese sentido, Bahía Blanca tomó la decisión que en todos los datos que son críticos estén involucradas instituciones externas que se involucren en el proceso de apertura porque nos da credibilidad”, explicó Mirofsky.
¿Y por casa?
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