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Foto Gentileza Eric Italia (Radio Jesús María) |
Sr director: me dirijo a usted para compartir con sus lectores la situación imperante en Colonia Hogar, antes y después del inusitado temporal ocurrido días atrás.
Colonia Hogar es un paraje situado a 6 km de la Estancia Santa Catalina (Patrimonio histórico de la humanidad) a 25 km de Jesús María y a 75 km Córdoba capital y, por el medio del paraje, surca el río Santa Catalina. El nombre de Colonia Hogar obedece a la presencia de un instituto provincial penitenciario para menores, reconvertido hace décadas en una especie de colonia vacacional.
Su población estable es de alrededor de 150 personas que se incrementan durante los fines de semana y en períodos de vacaciones con vecinos que poseen chalets o pequeñas quintas que residen en general en las ciudades de Córdoba, Jesús María y Buenos Aires, entre otras.
En la Colonia no hay autoridad municipal ni provincial alguna, no hay presencia policial, el policía más cercano (es uno) se encuentra a 6 km en Santa Catalina y, generalmente, sin medio de transporte.
En los últimos 10 años ha proliferado la instalación de carpas en lugares no habilitados para tal fin que se quedan en el lugar 3, 10, 20 y hasta 30 días en las riberas del río sin baños, sin agua potable y sin luz, ocupando espacios públicos y privados, obstaculizando las entradas de las casas y dejando desperdicios por doquier.
Tal afluencia de público y autos sin control ha provocado serios inconvenientes relacionados con la seguridad de los habitantes estables del lugar y de los propios “turistas”.
Se han producido enfermedades relacionadas con la contaminación de las aguas por los excrementos humanos que depositan en el cauce los ocupantes de las carpas y los visitantes ocasionales ante la inexistencia de baños.
Para que se entienda: durante un fin de semana de enero hubo 180 autos estacionados, más 25 carpas en las riberas del río que es accesible en este paraje a lo largo de unos 1000 metros. Repito: sin baños ni policías.
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Foto Gentileza Eric Italia (Radio Jesús María) |
Estos reclamos ademas de advertir lo anteriormente citado daban cuenta de la peligrosidad de la instalación de carpas y autos en las costas del río por el peligro de las crecientes, que por ser habitantes del lugar desde hace más de 50 años conocemos en forma suficiente.
El desastre de estos días con las pérdidas humanas, pese a lo inusitado del temporal, no debería haberse producido.
A las 2 de la madrugada, no debería haber habido autos ni carpas a orilla del río ya que ese lugar no está habilitado para ese fin.
Esa misma noche los visitantes fueron advertidos de la peligrosidad de instalarse en esos lugares y, ocurrido el desastre, les hemos provisto de agua potable y otros elementos.
El día de la tragedia un vecino ayudó con su maquinaria a los bomberos a retirar los cuerpos sin vida del río y otra gente del lugar ayudó a salvar vidas.
Nada de esto debiera haber ocurrido. Debe prohibirse e impedirse el camping a orillas del río (¿por qué no se autoriza en el instituto provincial?). La actividad turística debe realizarse en lugares adecuados y seguros, con servicios, de forma tal que no convierta en una pesadilla la estancia en la zona de los vecinos habituales.
Esta regulación permitiría a quienes brindan servicios al turista obtener empleo y a estos poder disfrutar en forma segura.
La falta de regulación provocó la tragedia, no el río. Solicitamos y exigimos presencia policial permanente durante el verano que se ocupe de prohibir la instalación de carpas en las riberas del río y que se acuda en ayuda de los vecinos que perdieron todo en la tragedia.
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