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Cierta forma de argentinidad


Amantes y detractores del Festival de Doma y Folklore no hacen más que representar el mismo antagonismo que producen otras expresiones en otras regiones del país.

Tan respetable es que haya personas a las que les guste disfrutar del folklore en una cómoda butaca y dentro de un marco de  respetuoso silencio, como aquellas que prefieren el bullicio, el estruendo, la multitud arengadora, el aplauso generoso.
Cosquín y Jesús María no son un River-Boca. Son más bien un cara-contracara de un hermoso anhelo que se gestó hace 50 años o más. Los pioneros soñaban con la difusión del folklore y se diferenciaron entre sí en la manera de presentar el espectáculo. Jesús María le añadió jineteadas y ese plus le valió la ganancia de un público extra que de otro modo no iría a las noches festivaleras.
Pero ni Cosquín te prestigia ni Jesús María te desprestigia. Por ambos escenarios han pasado cultores del folklore que han tenido su momento de gloria y también su ocaso. Ambos festivales, sobre todo a partir de su televisación en directo para todo el país, lograron potenciar las cualidades que ya traían consigo esos artistas. A lo sumo, ambos festivales podían ayudar a alguien a que se consagre, pero esa consagración estaba impresa en el ADN.
Mercedes Sosa cantó por todo el mundo porque era dueña de una voz conmovedora y porque fue muy inteligente a la hora de elegir su repertorio. Hubiese triunfado igual, aun sin subirse nunca a los escenarios de Cosquín y Jesús María.
Yupanqui anduvo por Japón y todo Europa porque era dueño de un repertorio exquisito y porque aprovechó el momento en que esas expresiones eran valoradas en el viejo mundo y en el lejano oriente. Atahualpa no iba a ser menos si faltaba a la cita en los escenario festivaleros.
Dan una mano, eso sí. Una enorme mano. Puede que un productor o una compañía discográfica te llame si te ve en uno de esos festivales y les gusta lo que haces. O si ve en el público una reacción de adhesión a la propuesta.
Ayudan a que te vean en todo Córdoba y en otras provincias y que tu nombre pueda irse un poco más lejos. Pero ninguno de los dos festivales te convertirá en “artista” si no tienes condiciones para ello.
Las herramientas que vienen proporcionando las redes sociales e internet son, hoy, una de las maneras en que uno puede hacerse conocido sin pagar derecho de piso. Hay, de hecho, claros ejemplos de artistas que lograron ingresar al “sistema” después de haberse hecho conocidos en la web.
Pero volviendo al planteo inicial, a una expresión del cancionero nacional como es el folklore de nada le sirve generar antagonismos entre festivales porque está claro que el género no transita uno de sus mejores momentos y que las taquillas récord de antaño dieron paso a convocatorias más tranquilas.
Para volverlo a poner de moda habrá que apelar a un nuevo repertorio que sea capaz de conmover como, regularmente, viene haciéndolo en el tiempo.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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