En la ejecución de obras de la magnitud que tendrá el nuevo puente Centenario hay imponderables, tiempos que no se pueden acortar, plazos de espera que son inevitables. El más importante de ellos es, seguramente, el momento del fraguado del hormigón que se viene utilizando en la ejecución de los pilotes donde asentará la estructura de hierro. Y también el fraguado del hormigón que llevará el puente después de que se instale toda la estructura metálica. Cada uno de esos momentos, demanda cuando menos 20 días y contra ese ritmo, nada puede hacerse. Esta semana, sin ir más lejos, estaba previsto que se rellenen los pilotes que van sobre la margen oeste del río y se calcula que recién para después del 20 de noviembre se podría asentar algo encima.
Después de eso, vendrá la colocación de la carpeta de hormigón y habrá que esperar otros 20 días por su fraguado, lo que nos lleva a Navidad y los contratiempos que suponen las fiestas de fin de año por el descanso al que están obligados las empresas.
De hecho, responsables de capatacía de la empresa Romero Camissa que es la encargada de la parte civil de la obra refunfuñaban sobre la inconveniencia de haber comenzado la obra en una época que, en general, no es aconsejable para el inicio de obras que atraviesan ríos o cursos de agua.
Una enorme mole
Para poder descargar el material operaron dos enormes grúas en un trabajo de sincronización pocas veces visto. Esas mismas grúas, en el momento del montaje, trabajarán una de cada lado del río y desde sus posiciones ayudarán al emsamblaje entre cemento y hierro.
El movimiento generó curiosidad en muchos vecinos que se fueron acercando hasta el lugar para ver los procedimientos de descarga del material y la operación de las grúas.
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