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Ejemplo solidario: Alumnos del huerto revitalizaron las ventas de Corazones Unidos

Son alumnos de 3º “A” del Colegio Nuestra Señora del Huerto que en menos de una semana le ayudaron a vender productos por más de diez mil pesos con un compromiso notable.

Tienen entre 14 y 15 años y lograron en escasísimo tiempo trabajar en forma mancomunada con las personas con discapacidad que forman parte del taller protegido Corazones Unidos. La propuesta surgió de la materia Formación para la vida y el trabajo que coordina la docente Sonia Romero. Y como el proyecto lleva por nombre Aprender es servicio, se pusieron a disposición de las necesidades del taller que, en este caso, era poder incrementar las ventas -siempre la pata floja de estos microemprendimientos productivos-.
Y la potencia juvenil no se hizo esperar: en cinco días ayudaron a vender 12 mil pesos en productos, entre los que se contabilizan cientos de pastelitos y otros productos que se elaboran en la sede de Almafuerte y Mariano Moreno.
En el momento de la cobertura de este semanario, los chicos y chicas de tercero estaban con sus cofias puestas en la elaboración de pastelitos. La tarea se dividió en pastelitos de dulce de batata para las chicas y de dulce de membrillo para los varones.
Elba Zapata, coordinadora del taller, y Nelvi Totis, de la comisión directiva, se mostraron felices de la colaboración que recibieron, pero también del entusiasmo que vienen poniendo los chicos desde hace poco menos de un mes. El dinero que se juntó en este último tiempo se aplicará a la compra y colocación de una campana para el horno de última generación que adquirió el taller en eventos anteriores.
Y la alegría de los chicos del Huerto es indisimulable porque están dando una mano generosa y el compromiso no sólo es en lo material (tan necesario por cierto) sino en lo anímico y en lo espiritual.
Sonia Romero, la docente de la materia que disparó esta buena noticia, resumió: “Tenía mis temores sobre cómo iban a tomar todo esto y la verdad es que lo hicieron con una seriedad, un respeto, y una predisposición enormes, lo que te da la pauta sobre cómo pueden integrarse y aprender a la vez unos de los otros porque es el objetivo del proyecto”.
“Ha sido tanto el entusiasmo que muchos quieren venir fuera del período de clases voluntariamente a ayudar, a trabajar durante diciembre”, completó Romero.
De más está decir que quienes trabajan en Corazones Unidos abrieron su corazón de par en par para recibir a estos impensados benefactores (por su corta edad, desde luego) y las demostraciones fueron retribuidas generosamente.
Romero se refirió también al aporte que se pudo realizar al taller a partir de que los alumnos del colegio se tomaron muy en serio la tarea de la comercialización: “Me imagino que son muchos los gastos que tienen en esta institución y todo aporte que podamos hacer será bienvenido. Nuestra intención siempre fue poder ayudar en todo lo que se pueda”.
Los proyectos siempre han sido sostenidos por los alumnos en las experiencias anteriores a ésta. No ha tenido que estar el docente encima de ellos para que la solidaridad brote. Es que corazón es lo que les sobra.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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