En 2011, los estudios sobre las aguas subterráneas eran insuficientes para determinar los caudales reales existentes en nuestras cuencas acuíferas. Eso sostenían Sergio Chiavassa y Gabriel Saal, ingenieros agrónomos que trabajan en el Centro de Investigaciones María de Bournichón, de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.

Aunque los primeros resultados debieron conocerse en 2012, recién a fines de octubre de este año se conocieron los datos principales. La responsable de la investigación fue la doctora Mónica Blarasin del departamento de Geología de la UNRC, acompañada por por investigadores de la UNRC y UNC, personal de la Secretaria de Recursos Hídricos y de Minería de la provincia, y del Instituto Nacional del Agua.
Los resultados mostraron que las sierras de Córdoba constituyen un verdadero foco emisor de agua, de gran interés a cuidar y preservar, ya que ríos y arroyos con nacientes serranas y con aguas dulces, en su mayoría se infiltran al pie de las sierras, recargando al sistema subterráneo de la llanura.
En las fajas fluviales de los principales ríos de Córdoba y zonas periserranas, se encuentran los mejores acuíferos y, si bien dependen parcialmente del diseño de las captaciones, los caudales de explotación son muy altos, hasta 500 m3/h, muy usados para riego.

También se destacó el valor, aunque en menor volumen, de acuíferos ubicados por debajo de los ríos Carnero, Jesús María, Cruz del Eje y Pichanas, hacia el norte provincial, y en la zona de Villa Dolores, en el oeste. A ese esquema se suma el potencial del piedemonte (la franja ondulada al pie de las Sierras).
En la imagen que acompaña este informe se puede visualizar la dimensión de nuestros acuíferos en relación a los de mayor magnitud en el territorio provincial.
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