De los nonos a los nietos va la historia del Bochas Sport Club. Los ochenta años de vida que se avecinan aportan un número perfecto para simbolizar ese recorrido de la mejor forma. El próximo 24 de octubre será el aniversario de esta institución emblemática de la vida social caroyense, y en honor a este acontecimiento se prepara un gran festejo, a realizarse en noviembre. “No quiero dejar de venir nunca a este club”, dice Maximiliano Roggio (32), actual presidente y portador de una familia sinónimo de compromiso con el Bochas, ya entusiasmado con la celebración.
La fiesta oficial será el 22 de noviembre, y se espera la presencia de la Orquesta Típica Ciriaco. “Queremos hacer que unas 400 personas vengan a pasarla bien. El que quiera que venga a comer, a tomar algo, a escuchar música, a compartir un momento”. En el transcurso de este mes se desarrollarán diversas actividades de celebración organizadas por las comisiones de cada deporte: “Básquet, por ejemplo, tal vez organice un torneo, y fútbol puede ser que haga un partido homenaje a ex jugadores”.
Para Maximiliano Roggio este tipo de fechas y eventos “siempre sirven para llamar a la familia y a la comunidad a involucrarse más” en la vida diaria del club, “como ocurría antes”. El presidente no esconde las ganas de que ciertas prácticas de antaño vuelvan a hacerse moneda corriente. “Antes la familia estaba siempre acá, para cualquier cosa que hacía falta. Jamás había que contratar un pintor o alguien que te venga a arreglar una luz, todo se hacía entre los que usaban club. Sería bueno que eso ocurra.” Por ejemplo, dice, “cuando era chico y venía a básquet participaban todas las familias, acompañando, haciendo actividades para tener un mejor club, siempre ad honorem, y hay que aprovechar este aniversario para hablar de este tipo de cosas”.
Roggio pide dimensionar lo que significan este tipo de instituciones para la comunidad: “Después de las escuelas y los hospitales, el gran apoyo para la sociedad lo dan los clubes”. Con esa frase invita a volver a contar con socios activos, y a “estar más cerca de los chicos y sus deportes”. Qué mejor oportunidad que estos ochenta años. Miles de historias
La familia de Maximiliano vivió, creció, pasó momentos clave de su vida dentro del Bochas. Las paredes del club llevan más de una anécdota vivida por los ancestros del joven presidente, por él y seguro lo mismo ocurrirá con los descendientes. “Desde los tres años que vengo”, sonríe el hombre. Pero hay que ir más hacia atrás en el tiempo para comprobar que el amor por este centro de la vida caroyense tiene bases sólidas que vienen de antaño. “Mi viejo fue presidente, igual que dos tíos abuelo”, se enorgullece, con una mirada nostálgica. Y remata, para no dejar dudas: “Mi familia siempre estuvo acá, desde el principio”.
El relato de esta familia se replica en muchas otras que han dejado su sello y han moldeado con su impronta esta obra colectiva de la sociedad caroyense. Cada una hizo su aporte para que con el paso de los años quedaran grandes anécdotas para ser contadas a las nuevas generaciones que hoy dan cuerpo al club. “Acá se hacían grandes fiestas de carnaval, y eso se añora muchísimo, es algo que todo el mundo extraña”, suelta el presidente. La búsqueda en la memoria recala en otro gran evento que supo tener lugar en el Bochas: “A fines de los ochenta, principios de los noventa se hacía la Fiesta de la Cerveza, que era también un gran evento, del que participaba mucha gente”.Este tipo de vivencias que forman parte del sentir de cientos de familias, las conquistas deportivas, el triunfo de jugadores formados en el club como Gastón Turus y Emiliano Rigoni, entre otros muchos, son sólo algunas de las pinturas que estos ochenta años del Bochas Sport Club invitan a repasar. Y a decir más que nunca: ¡Felicidades!
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